Desde el Palco

Vendedores de aire


 Julio César Silva Cetina

El presidente Enrique Peña Nieto llega este miércoles a Cancún para encabezar dos eventos: la clausura de una reunión internacional de ministros de Trabajo y la inauguración del ramal a Playa de Carmen de la autopista Cancún-Mérida.

Lo hace justo una semana después de que el consejo político nacional de su partido, el PRI, decidió reservar a una comisión especial la designación de la candidatura a diputado en el Distrito III, que abarca el núcleo más urbano de Cancún, siempre escurridizo, cambiante, que no le entrega el corazón a nadie, que siempre repara como caballo salvaje.

El Distrito III forma parte de las 150 demarcaciones que se reservó el comité ejecutivo nacional del PRI, con el argumento de que serán para compensar la distribución equitativa de candidaturas entre varones y mujeres que establece la nueva legislación federal.

Es decir, si en las 150 designaciones que se harán por medio de convención de delegados ocurre que, por ejemplo, 80 candidaturas quedan en manos de mujeres y 70 se reparten entre varones, entonces en los distritos reservados serán 70 para unas y 80 para los otros.

Sin embargo, los distritos reservados también serán los espacios a negociar con el Partido Verde, que ha buscado posicionar con gran despliegue de recursos la imagen de Remberto Estrada en el Distrito III de Quintana Roo, es decir, en Cancún, donde el PRI se perfilaba con Berenice Polanco. Es la misma demarcación que ganó el PRD en 2012 con Graciela Saldaña, el PRI en 2009 con Carlos Joaquín González  y el PAN en 2006, en la elección de su estreno, con Yolanda Garmendia.

Allí está la prueba de que se trata de un sector con una población independiente que no le guarda fidelidad a ningún partido, que vota de acuerdo con las circunstancias que rodeen la elección. Y por eso, el PRI, como los demás partidos políticos, debe analizar muy bien los perfiles de sus candidatos. No postular a cualquiera.

Y la percepción generalizada es que el PRI cederá ese distrito al Verde, en una alianza que en el terreno electoral le quita más de lo que da a los priistas.

Hasta ahora el valor en votos del Verde se establece en los convenios de alianza, en los que se fija el porcentaje de sufragios del total que obtenga la alianza que se le reconoce al partido de los niños verdes, pero en concreto se desconoce si éstos son capaces de obtener el 8 ó 10% que  hasta ahora se les ha dispensado.

De hecho, por sí solo el Verde no ha ganado una elección, pero su figura más influyente, Jorge Emilio González Martínez, es amigo cercano del presidente Peña Nieto.

En 2010, cuando aún era gobernador del Estado de México, Peña Nieto criticó en Morelia las alianzas partidistas, las calificó como un fraude.

“Las alianzas cuando tienen como único fin llegar al poder, por el poder mismo, sin una meta común, sin oferta política, no conllevan a nada, son un fraude para la población”, afirmó

¿Cuál es el fin de la alianza entre el PRI y el Verde? ¿Cuál es la oferta política?

Los verdes son grandes vendedores de aire. Comercian percepciones. Venden un cascarón atractivamente presentado, pero su contenido nunca ha estado a prueba. El PRI compra algo que por sí solo nunca se ha puesto a prueba, pero evidentemente volverá a pagar con candidaturas un precio alto por un producto de catálogo que no se sabe si sirve o no.

 Platea

Hace unos años, cuando Félix González Canto era gobernador, mandó un emisario al actual alcalde de Lázaro Cárdenas, Luciano Cimá, para decirle que no iba a ser candidato a diputado local, que el PRI se decidió por otro. El de Kantunilkin tenía por esos días un comportamiento que no agradaba al hoy senador.

Dicen que Luciano acató con disciplina servil la decisión y comunicó que acataría en todos sus términos la determinación.

González Canto esperaba atento el informe del emisario. Cuando la conoció, dijo: “pasó la prueba. Llámale y dile que el candidato será él”.

Correo: jsilva@palcoquintanarroense.com

Twitter: @JulioCsarSilva

Salir de la versión móvil