Sobre Eric Castillo Alonso, uno de los cinco aspirantes a dirigir en los próximos tres años al sindicato de taxistas “Andrés Quintana Roo” de Cancún tres años, había señalamientos de todo tipo, algunos sin importancia y otros muy serios y temerarios.
De hecho, había quienes decían que estaba en la mira de autoridades federales, que es o era investigado minuciosamente y que por tanto no era una opción viable.
Sin embargo, ahora que inició el proselitismo de tan solo una semana, Castillo Alonso ha abordado de manera directa esos temas delicados en los que se le señalaba, por lo menos como cómplice.
Su estrategia de ofrecer transparencia en el manejo del sindicato y sus empresas, sus abiertas críticas a la forma en que la agrupación ha sido manejada, su petición para que las autoridades entren a la agrupación para investigar la infiltración del narcotráfico desarmó a sus adversarios.
Aquí dijimos que lo que el sindicato de taxistas necesita son soluciones, no diagnósticos. Ya se sabe qué dolencias tiene la agrupación, lo que se requiere son acciones que las desaparezcan y de eso justamente haba Castillo Alonso.
Sin embargo, el reto es mayúsculo. Generar el cambio que propone Castillo Alonso, siempre y cuando logre aterrizar sus conceptos, llevará tiempo y los tres años de los que podría disponer, en caso de ganar, no le alcanzarían.
El sindicato de taxistas es como un tráiler que va a alta velocidad en una “bajada”. Aplicarle el freno para aminorar su velocidad y cambiar de rumbo implica una gran dosis de pericia, disciplina y mano firme.
El gremio está compuesto por gente con la sensibilidad a flor de piel, que no aceptará cualquier idea nueva. Es arisca, desconfiada por todos los saqueos y más irregularidades que han vivido al interior de su agrupación y las acciones que emprenda el próximo líder tendrá que pasar por ganarse la confianza.
Cancún es una ciudad de primer mundo que requiere de un servicio de transporte del mismo nivel, pero introducir novedades en los taxis, innovaciones que hace mucho son norma indispensable en muchas ciudades de las características de ésta, como los taxímetros, inmediatamente despertaría sospechas de que detrás de la compra masiva de esos aparatos estaría oculto un negocio de los dirigentes.
Pero ello no debe generar inmovilidad, pues ello llevaría a la dejadez de siempre, a dejar las cosas al criterio de ideas anquilosadas y lo que se debe procurarse es poner al día a una agrupación que tiene mucho que ver con el crecimiento de Cancún.
El novio tiene que ser digno de la novia y el sindicato de taxistas “Andrés Quintana Roo” hace mucho que está en la parranda.
¿Podrá Eric Castillo bañarlo, rasurarlo y vestirlo de frack?
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