Las malas lenguas llevaban varias semanas asegurando que el período de confinamiento había pasado factura a Kim Kardashian y Kanye West, hasta el punto de que la pareja apenas se cruzaría en el interior de su inmensa mansión, esa que decoraron como si se tratara de un monasterio moderno.
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Al parecer, sus horarios completamente opuestos —la celebridad prefiere madrugar para aprovechar el día y el rapero se considera una persona nocturna— les llevaron a mudarse a alas distintas de su casa y cualquier detalle, por insignificante que sea, sería susceptible de dar pie a una discusión.
Sin embargo, Kim ya se encargó de desmentir indirectamente esos rumores aprovechando el 43 cumpleaños de su marido, que ella celebró echando la vista atrás para compartir algunas fotografías de su álbum privado en las que, por increíble que parezca, Kanye aparece sonriendo en varias ocasiones, y a quien por cierto, la empresaria lo llamó “¡Mi rey!”.