La crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus ha causado que se extienda en la región el fenómeno de los préstamos “gota a gota”, que surgió hace varias décadas en Colombia.
América Latina superó, el pasado fin de semana, los 25 millones de contagios de COVID-19, en medio de un alarmante avance de la pandemia en la región.
El “gota a gota” se trata de préstamos de dinero de forma rápida, sin aval o garantías; pero a cambio, grupos delincuenciales exigen pagos continuos con muy altos intereses que se vuelven insostenibles.
El no cumplir con las cuotas establecidas por el crimen pone en riesgo la vida de los deudores. Hay casos en Argentina, Bolivia, Guatemala, Honduras, Perú y México.
Según InSight Crime, la pandemia agravó las dificultades de trabajadores en la región, obligándolos a buscar ayuda financiera informal, el fenómeno se ha extendido rápidamente en el continente.
A mediados de enero, en Rosario, Argentina, se detuvo a una red de usureros “gota a gota”, luego de que una de sus víctimas denunció haber recibido un disparo de ellos por no pagar a tiempo.
En Colombia, se calcula que hay hasta 7 millones de personas vulnerables a esos créditos. Según entidades financieras, más de la mitad de los hogares del país han solicitado esos “servicios”.
InSight Crime señala que “la pandemia hizo florecer más esta economía criminal, pues proveedores y pequeños negocios que quedaron sin trabajo por las prolongadas cuarentenas y están desesperados por un alivio financiero”.
En Perú, según el Banco Central, este tipo de créditos informales tienen en promedio un interés mensual de 20% y anual de casi 800%.
En tanto en Colombia, un estudio de la Universidad Central señala que en abril de 2020, con los primeros confinamientos por la pandemia, los prestamistas aumentaron sus intereses. Según las autoridades, el dinero de los créditos proviene de la liquidez del narcotráfico y del comercio ilegal de armas.