Proclamado en Luxemburgo por la Organización Internacional contra el Cáncer Infantil, desde el año 2002 cada 15 de febrero se conmemora el Día Internacional del Niño con Cáncer, una fecha que tiene la finalidad de generar conciencia y sensibilizar a las personas sobre esta enfermedad que tristemente afecta a muchos niños alrededor del mundo.
Aunque es poco frecuente, en México representa la primera causa de muerte por enfermedad en pacientes de los 5 a los 14 años, según datos de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer, IAP (AMANC).
Lamentablemente cada 4 horas en promedio se reporta un fallecimiento por cáncer infantil; mientras que al año la cifra aumenta registrando más de 2 mil muertes a nivel nacional.
¿Qué es el cáncer infantil?
Esta patología que puede llegar a ser mortal ataca a los pequeños a edades muy tempranas; genera un crecimiento anormal de células malignas mismas que se esparcen al interior del cuerpo. Hasta ahora, no hay manera de saber qué lo provoca.
El cáncer infantil comprende diversos tipos de tumores diferentes, los tipos más comunes son:
- Leucemia
- Cáncer cerebral
- Linfoma
- Tumores sólidos como el neuroblastoma y tumor de Wilms
Desafortunadamente esta enfermedad implica un problema de salud pública, que resulta ser de un alto impacto físico para el paciente, social, psicológico y económico.
Según estadísticas de la Organización Internacional de Cáncer Infantil, dentro de los países más desarrollados alrededor del 80% de los niños con cáncer se curan, sin embargo, en contraste en los países en vías de desarrollo o subdesarrollados la tasa de sanación es de aproximadamente el 20%.
Detectarlo a tiempo es vital
Muchas ocasiones debido al desconocimiento o la falta de interés los casos de niños con cáncer son detectados tardíamente en la infancia y la adolescencia por lo que el 75% de los pacientes de cáncer infantil recibe tratamiento en etapas avanzadas.
Debido a esta situación los tratamientos pierden efectividad, lo que hace de vital importancia conocer los síntomas de alerta y detectarlos de forma oportuna, pues la supervivencia de los pacientes se eleva hasta un 80% con un diagnóstico y tratamiento oportuno.