Donald Trump ya construyó y se lo cobró a Escocia

El presidente electo Donald Trump ya ha construido un muro; no en la frontera con México, sino en los límites de su exclusivo campo de golf en el noreste de Escocia, bloqueando la vista hacia el mar de los residentes locales que se negaron a vender sus casas. Y luego les envió la cuenta, informa el diario estadounidense The New York Times.

David y Moira Milne ya habían sido amenazados con acción legal por los abogados de Trump, quienes afirmaban que una esquina de su cochera le pertenecía a él, cuando llegaron del trabajo a casa un día para encontrar a su personal construyendo una cerca alrededor de su jardín.

Les siguieron dos hileras de árboles crecidos al lado, bloqueando la vista. Sus líneas de agua y electricidad fueron temporalmente cortadas. Y luego les llegó por correo una cuenta de unos 3,500 dólares, la cual, dijo David Milne, se fue directamente a la basura.

 “Mire, México tampoco pagará”, dijo David Milne, un consultor de salud y seguridad y novelista de medio tiempo, refiriéndose a la promesa de campaña de Trump de construir un “bello e impenetrable muro” a lo largo de la frontera y forzar a los mexicanos a pagar por él.

Los Milne ahora ondean una bandera mexicana en su casa de la colina, una ex estación de la guardia costera desde donde se ve la casa club del Trump International Golf Links siempre que llega de visita Trump.

En los 10 años desde que Trump llegó de visita por primera vez, prometiendo construir “el campo de golf más grandioso del mundo”, en un sitio ambientalmente protegido que incluye dunas de arena de 4,000 años de antigüedad, le han visto lanzarse contra cualquiera que se ponga en su camino.

Una prometida inversión de mil 250 millones de dólares se ha reducido a lo que sus oponentes dicen es cuando mucho de 50 millones de dólares. Seis mil empleos se han reducido a 95. Dos campos de golf a uno. Un hotel de lujo de ocho pisos y 450 habitaciones nunca se materializó, ni tampoco sus 950 departamentos de tiempo compartido.

En vez de ello, una mansión existente fue convertida en un hotel boutique de 16 habitaciones. Trump International Golf Links, que abrió en 2012, perdió 1.36 millones de dólares el año pasado, según las cuentas públicas.

“Si Estados Unidos quiere saber qué le espera, debería estudiar lo que sucedió aquí. Es predictivo”, dijo Martin Ford, un representante del gobierno local. “Simplemente lo he visto hacer en Estados Unidos, a una escala más grande, precisamente lo que hizo aquí. Embaucó a la gente y embaucó a los políticos hasta que obtuvo lo que quiso, y luego se echó para atrás en casi todo lo que prometió”.

Trump, cuya madre emigró de Escocia a Nueva York en 1930, nunca mostró ningún gran interés en el lugar de nacimiento de ella. Pero, en 2008, el mismo año en que solicitó el permiso de planeación en Balmedie, visitó la cabaña de fachada rústica de guijarros en la Isla de Lewis en el oeste de Escocia donde ella creció.

Después de salir de su jet privado y distribuir ejemplares de su libro “How to Get Rich” (Cómo enriquecerse), se dice que comentó con los residentes locales cuán escocés se sentía. “Me siento muy cómodo aquí”, dijo Trump antes de pasar menos de dos minutos con sus primos en la casa de su madre, reportó The Guardian en ese entonces. Unas tres horas después, su jet había despegado.

La visita evidentemente no impresionó a Ford, entonces presidente del comité de planeación en el Concejo de Aberdeenshire, el cual negó a Trump el permiso para su campo de golf por razones ambientales. Las antiguas dunas, concluyó el comité, eran un “sitio de interés científico especial”, o como dijo Ford, “el equivalente de Escocia al bosque tropical amazónico”.

Al final, fue Salmond, un autodescrito fanático del golf cuyo distrito incluye a Balmedie, quien acudió en defensa de Trump, concediendo el permiso para seguir adelante por el “interés económico nacional”.

“Seis mil empleos en toda Escocia, mil 400 empleos locales y permanentes en el noreste de Escocia”, dijo Salmond en su momento. “Eso supera a las preocupaciones ambientales”.

Ocho años después, afirma que Trump le tomó el pelo: “Si sabiendo lo que sé ahora tuviera la capacidad de dar marcha atrás, reescribiría esa página”, dijo Salmond. “La mayoría de los desarrollos equilibran los temas económicos con los ambientales. El problema, y es un gran problema, es que Donald Trump no hizo lo que prometió”.

(Con información de NYT)

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