Estados Unidos preparó una resolución para condenar “en los términos más contundentes” el ataque de Rusia contra Ucrania lanzado en las últimas horas, y aunque es muy difícil que salga adelante en el Consejo de Seguridad de la ONU por el derecho de veto de Rusia en el Consejo de Seguridad, Washington pretende que se ponga en evidencia “su aislamiento” internacional.
Un alto funcionario estadounidense explicó en conversación con los periodistas que su país está haciendo circular el proyecto de resolución no solo entre los miembros del Consejo para que lo voten mañana viernes, sino también entre los países aliados —citó a la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Japón y Australia—, todo ello como “un primer paso” que precederá a otra acción similar en la Asamblea General, donde Moscú no tiene derecho de veto.
La fuente no precisó el contenido exacto de la resolución —más allá de exigir la retirada inmediata e incondicional de las tropas rusas de Ucrania y de apoyar la soberanía e integridad de ese país—, pero pretende sobre todo hacer que cada país subraye la soledad de Rusia en su agresión contra el país vecino.
Esa acción busca además lanzar otro mensaje: que Estados Unidos y sus aliados “no abandonan sus principios” y que el Consejo “no se queda de brazos cruzados” ante el ataque a un miembro de la ONU.
“Rusia debe rendir cuentas” por lo que hace, recalcó.
Rusia, que precisamente preside este mes el Consejo de Seguridad, es uno de los cinco miembros permanentes con derecho a veto en las resoluciones, por lo que se da por hecho que vetará cualquier condena contra su agresión.
A primera hora de la mañana, el embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, había pedido “suspender todas las reuniones no vitales de la ONU para concentrarse en la prioridad del día: parar el ataque ruso al mundo (porque) pretender que la ONU puede seguir trabajando como si nada será inmoral”.
Poco después, y al ver que el programa del Consejo continuaba en modo “business as usual” —una sesión sobre Irak, otra sobre Somalia—, el mismo embajador solicitó al presidente de la Asamblea General que convocara una sesión de emergencia.
Precisamente, esa ha sido la línea defendida por el Gobierno estadounidense: recurrir a la asamblea ante la previsible inacción del Consejo.
Las votaciones de la asamblea no tienen ningún poder vinculante, pero al menos servirá para dejar claro que “no pueden vetar nuestras voces”, dijo la fuente estadounidense.
Los apoyos de Rusia y de Estados Unidos
Ha quedado claro en días pasados cuáles son los apoyos con que cuenta Estados Unidos: sus aliados tradicionales como la UE, Reino Unido o Australia han levantado la voz con claridad ya antes de la guerra, condenando sin ambages el reconocimiento ruso de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk.
Ese reconocimiento, que supone socavar la soberanía y la integridad territorial de un estado miembro de la ONU, también hizo que otros países hasta entonces equidistantes en el conflicto, principalmente africanos y latinoamericanos, se fueran sumando al coro de condenas a Rusia.
Quedaron, sin embargo, importantes países que siguen sin condenar a Moscú, como Brasil, India y China, este último aliado tradicional de Rusia en todos los escenarios de conflictos y que siempre pide reconocer “las causas profundas” de la crisis en Ucrania, además de tomar en cuenta sus preocupaciones de seguridad, en referencia a su rechazo a la ampliación de la OTAN hacia Ucrania y el este de Europa en general.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, afirmó en conversación telefónica con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, que “China entiende las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia” aunque agregó que el país asiático “siempre respeta la soberanía y la integridad territorial de los estados”.
Para el representante de Estados Unidos, el ataque ruso puso a China en una posición complicada porque “lo que está haciendo Rusia es una amenaza para todos, y no va en interés de China que haya un conflicto devastador en Europa”, pero reconoció que por el momento China aparentemente está endosando la posición de Rusia.