El popular dicho con el que se titula la presente entrega es de uso común en países sudamericanos, como Venezuela y Colombia, pero también en México, donde se aplica como reto a solucionar un problema extremadamente difícil, al que pocos o nadie le entraría.
El recién desempaquetado alcalde de Benito Juárez Paul Carrillo de Cáceres tiene ante sí un problema de esas características, uno en el que las principales protagonistas son las empresas de transporte urbano que, aún cuando comercialmente aparentan ser varias, en la práctica son un auténtico monopolio que suele tomar decisiones en contra de los intereses de la comunidad y, hasta ahora, por encima de la autoridad municipal, que eso era su ente regulador.
Turicun y Autocar, las principales y que llevan la voz cantante, eran competencia. La segunda fue permitida en la administración municipal de Mario Villanueva Madrid, ante las presiones de líderes empresariales de la época. Francisco López Mena, presidente de la Coparmex en ese entonces, padre de Francisco López Reyes, director municipal de Turismo, lideró a un grupo de inversionistas en la creación de la mencionada compañía para liberar, decían, a la ciudad del secuestro del que era víctima por parte de Turicun con sus constantes aumentos de tarifas, paros de labores y mala calidad en el servicio.
Y sí, Autocar llegó a marcar diferencia, hasta que la incursión de un mismo consorcio transportista, ADO, en la composición accionaria de ambas empresas las igualó en todo, en perjuicio de la comunidad.
Al final de la administración de Julián Ricalde Magaña, esas empresas y otras como la Cooperativa Bonfil y Maya Caribe lograron concesiones que en los hechos hace que la autoridad claudique de su obligación de regular el precio, calidad y seguridad de un servicio público que se ofrece por medio de una concesión municipal.
El Cabildo de Ricalde Magaña aprobó cambios en el reglamento de transporte que, entre otras cosas, desaparece la comisión técnica del ramo que tenía a su cargo la autorización de las tarifas, el control y supervisión del servicio. De acuerdo con el nuevo reglamento, para incrementar el costo del pasaje los transportistas sólo deben avisar al presidente municipal.
La seguridad de los pasajeros estará más en riesgo, porque el nuevo reglamento establece que los transportistas podrán prestar sus servicios con autobuses de hasta 15 años de antigüedad, contra el límite de cinco que imponía la anterior reglamentación.
En lugar de avanzar, se retrocedió en calidad. El nuevo reglamento permitirá que las empresas pongan en circulación la chatarra que tienen en sus centros de operación. Ya nada los obliga a modernizar su parque vehicular.
El gobierno perredista que se fue borró el avance que tuvo Cancún en materia de reglamentación del transporte urbano con gobiernos priistas. ¿Paul Carrillo, del PRI, lo rescatará y devolverá las cosas en su lugar?
¿Le entrará a ese trompo a la uña?
Platea
Por lo pronto, el alcalde Paul Carrillo ha ido asumiendo el control de la administración con acciones en áreas muy sensibles a la comunidad, como el bacheo y la recolección de la basura.
Ayer por ejemplo, supervisó las obras de bacheo y rehabilitación de parques, jardines y camellones.
En el recorrido, en el que estuvo acompañado por su esposa Luciana Da Vía, dijo entre otras cosas, que hay un avance del 95% en la recolección de la basura. En su camino, recibió comentarios positivos de la población sobre el arranque de su gobierno.
Luneta
Y mientras se retoma lo que abandonó a su suerte, Julián Ricalde va a misa. Ayer lo hizo a las 12 del día en la parroquia de Nuestra Señora de San Juan, en el fraccionamiento Paraíso Villas de la súpermanzana 501.
Acompañó a la familia Contreras en el bautizo de su hija. El ex alcalde cumplió con todo el rito. Sólo le faltó comulgar y, a excepción de sus acompañantes, ningún otro feligrés lo saludó.