Washington/Teherán.— Estados Unidos exigió el fin de los ataques a bases militares en Irak, tras la caída de cohetes en Al-Balad que dejó cuatro iraquíes heridos. Mientras, en Irán, miles desafiaron la fuerte presencia policial y se manifestaron en rechazo al derribo de un avión civil ucraniano cerca de Teherán, que dejó un saldo de 176 muertos.
El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, se refirió al ataque con ocho proyectiles tipo Katyusha en la base de Al-Balad, donde hay tropas estadounidenses, lo que causó heridas a cuatro efectivos iraquíes, entre ellos dos oficiales. La Célula de Comunicación de Seguridad de Irak confirmó el hecho.
“Indignado por los informes de otro ataque con cohetes a una base aérea iraquí (…) Esas violaciones repetidas a la soberanía de Irak por grupos opuestos al gobierno iraquí deben cesar”, añadió. Este es el tercer ataque reciente con proyectiles contra esta base.
En los últimos días se han producido varias acciones nocturnas con cohetes contra la Zona Verde de Bagdad, en la que se ubican embajadas, entre ellas la de Estados Unidos, y edificios gubernamentales. Todo, en medio de una grave escalada de tensión en Medio Oriente desencadenada tras el ataque de Estados Unidos en Bagdad, que el viernes 3 de enero acabó con la vida del comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC), Qassem Soleimani, y líderes de las milicias chiitas Multitud Popular.
Irán respondió el miércoles pasado con el lanzamiento de misiles contra dos bases militares que albergan a tropas estadounidenses en el oeste y norte de Irak.
Ese mismo día, por error, Irán derribó un avión civil ucraniano que acababa de despegar del aeropuerto de Teherán. Todas las personas que iban a bordo, entre ellas 57 canadienses, murieron.
En la localidad canadiense de Edmonton ayer se realizó un homenaje a las víctimas, encabezado por el primer ministro Justin Trudeau, quien aseguró que “no nos detendremos hasta que se haga justicia” para las familias de los fallecidos.
El derribo desató nuevas protestas en Irán, donde en los últimos meses ya había habido manifestaciones en contra del gobierno.
Las concentraciones se dieron en las principales universidades de Teherán y en otras ciudades.
Videos publicados en internet mostraron a los manifestantes gritando consignas contra el gobierno y moviéndose a través de estaciones de Metro, algunas cercanas a la plaza de Azadi, en Teherán.
Policías antimotines con prendas negras y cascos se habían congregado en la Plaza de Vali-e Asr, en la Universidad de Teherán, y otros lugares emblemáticos. Miembros de la Guardia Revolucionaria patrullaban en motocicletas y agentes vestidos de civil recorrían la ciudad. La gente miraba al suelo al pasar deprisa junto a la policía, tratando de no llamar la atención.
Los iraníes han expresado su indignación por el derribo del avión y las explicaciones engañosas de las autoridades ofrecidas tras la tragedia. El régimen reconoció ayer que el sábado detuvo brevemente al embajador británico Tob Macaire, cuando abandonaba una manifestación organizada inicialmente como vigilia en memoria de las víctimas. Macaire negó haber participado en una manifestación. “Fue un acto presentado como una vigilia”, dijo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, tuiteó: “A los líderes de Irán: no maten a sus manifestantes”. El mundo y Estados Unidos, sentenció, “están mirando”.
El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, dijo que Trump está abierto a hablar con Irán “sin precondiciones”. Admitió que no ha visto pruebas contundentes de que Soleimani tuviera en la mira a cuatro embajadas de Estados Unidos, como alegó Trump.