Nicolás Durán de la Sierra
El Minotauro
El affaire Vargas Llosa
Por siglos, casi hasta el inicio del XX, Creta fue llamada Candia, la isla blanca, por los mercaderes ítalos y árabes que navegaban las aguas del Mediterráneo; también, por milenios, fue conocida como ‘La Amorosa’, por los innumerables amantes acosados que buscaron refugio en ella. Allí fue donde Rea, la madre de Zeus, escondió a su vástago tras de que éste plagiara a Europa, joven fenicia que a la postre diera nombre a un continente.
En realidad el que diera albergue a Zeus fue El Minotauro, si bien a instancias de Rea, quien se valió de su parentesco con el Héroe para lograr el favor. “Zeus, jovenzuelo sonso y altanero, te va a dar dolores de cabeza” le advirtió y tras observar con ojo clínico a la raptada, acuño una frase digna de mármol eterno si lo hubieran tenido en el Monte Ida: “Está muy flaca y tiene cara de boba. Parece germana… ¿Y si mejor la regresa?”.
Todo esto viene a cuento porque la gran Creta, simiente de la civilización europea, se prepara para dar cobijo a una nueva pareja de amantes que tras de sí traen la mirada del mundo. En verdad los que se preparan para la recepción son los moradores del Laberinto, pues la plebe isleña ni siquiera está enterada del suceso. Hasta Marilyn Calipigia suspendió su ‘huelga de tanga’ para participar en el festín que se avecina.
La cubana esta fascinada: viene ni más ni menos que Isabel Preysler, la más ilustre socialité española, la madre de Enrique Iglesias y de La Cháveli, también modelo; la Isabel musa de la tonadilla ‘Tiré tu Pañuelo al Río’ de Julio Iglesias; aquella que luego mandara a freír espárragos al cantante para casarse con Miguel Boyer, ministro de Hacienda cuando la peseta aún valía algo; la mismísima que… Bueno, ella.
Claro que una celebridad de su alzada, de añejo abolengo filipino, debe tener por compañero de fuga, de menos, a una figura de su talla. Casi en el invierno, sigue siendo la imagen de los chocolates Ferrero Rocher y no sólo por su natural elegancia, sino también porque se le pega la gana a don Michel Ferrero, dueño de la empresa y el hombre más rico de Italia con una fortuna, según Forbes, de 19 mil millones de dólares
¿Con quién, pues, se fugó la Preysler? Para allá vamos, pero antes va una anécdota que se antoja tosca habladuría, pero que no lo es: que dice don Emilio Chuayffet, titular de la Secretaría de Educación, que –allegro del Coro de los Maestros Cantores de Oaxaca-“quien se oponga a la evaluación, ofende a Peña Nieto”. La declaración es gloriosa; por poco y dice que es como ofender al Eterno. La yermada vejez muestra su amor por el hueso.
Podría hacer aquí sucinta glosa respecto de la bajeza moral que la frase implica, que de la intelectual ni hablar; de cómo los zafios con poder se solazan con la voluntaria humillación de sus subordinados cual si ello fuese parte del ejercicio político -“hay que comer sapos y culebras”- y el servilismo fuese punto menos que elogiosa virtud, pero a fuerza de sinceridad, en la mesa se disponen platos más nutritivos y, hasta eso, uno reconfortante:
Por las prisas del fin de funciones de la LXI Legislatura, que acaba el 31 de agosto, o hasta por la anuncio de los partidos de izquierda de que tomarían las calles en caso de que se aprobase la nueva ley de aguas nacionales –engendrito impulsado por el PRI y los del Verde que privatizaría la extracción, distribución y cobro del líquido -, el proyecto no pasó al pleno de los diputados por lo que ya fue desechado.
Claro, esto no implica que en el futuro próximo la panda en el poder no intente de nuevo la maniobra, pero por ahora y sin pagar cuota, las aguas volvieron a su cauce y hasta de remate, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, parece estar decidido a cumplir su promesa de revisar y, dado el caso, hasta cancelar el proyecto del Acueducto Monterrey IV. Los de la constructora ICA están tan felices que quiere hacer una fiesta en Los Pinos.
Mas tornemos a Creta, al Monte Ida, en donde la corte del Héroe se dispone a cobijar a los célebres amantes casi en fuga. No se trata de una fuga como la de George Sand y don Chopin que fueron a dar Mallorca, a una cartuja, sino una fuga mucho más modesta. Se anota que George Sand era mujer y cuando se dignaba a atender –no siempre- lo hacía a la voz de Amandine Lucile Dupin, digo, para que no haya suspicacias.
Resulta que la bella Preysler y nada menos que don Mario Vargas Llosa están op to the mother de los paparazis de Madrid y decidieron tomarse unos días en Creta para disfrutar, al fin, de su intimidad. Una intimidad muy discutible, como se verá, pues el Gran Astado desea conversar con el escritor y Ariadna, Hécate, Marilyn y Teseo desean hacer lo propio con la modelo. Eso sí, no hará cámara fotográfica de por medio.
Esto es por demás cardinal pues el escándalo que se desató en Lima, en Perú, donde vive su esposa Patricia Llosa, fue por las imágenes que recién publicara Hola!, la revista del corazón. Allí se ve al literato y a la socialité la mar de amorosos cenando en Santceloni, Paseo de la Castellana 57, Hotel Hesperia, (dos estrellas Michelin) con ‘Terrina de ternera con foie y pistachos’ como especialidad del cocinero Óscar Velasco.
Cabe hacerse aquí un par de precisiones. Una, se usa la voz ‘cocinero’ en vez del galicismo chef, pues en España se usa poco entre los diletantes y decir, por ejemplo, ‘jefe de cocina’, es muy largo. Dos, Isabel, la diva, pensó en ir a un restaurante peruano como Virú, también en el Paseo de la Castellana, pero el autor de La guerra del fin del mundo alegó que no le apetecía cenar Olluquito con charqui, y que para eso iba a los Andes.
La filipina no insistió, pues el nombre del plato como que no invita mucho. Sin embargo, se trata de uno de los platillos más representativos del fogón tradicional peruano. Está compuesto por olluco, papa que crece en los Andes y el charqui, que es carne seca de llama o alpaca… El meollo es que se les fotografió cenando en el Santceloni y ello dio pie para que, desde Lima, se pronunciara este extrañamiento:
“Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en esa revista. Hace apenas una semana estuvimos con toda la familia en Nueva York celebrando nuestros cincuenta años de casados y la entrega del doctorado honoris causa de la Universidad de Princeton a Mario. Rogamos que respeten nuestra intimidad”, dijo la esposa en un boletín de prensa que, sin rubor alguno, publico “esa revista”.
Van aquí otras dos precisiones: el autor de Conversaciones en la catedral, una extraordinaria novela, hace tiempo que vive solo en “su piso de Madrid, cerca de la Plaza del Sol” (ibíd. Hola) y que el apellido Llosa de Patricia no viene del escritor, sino que ambos son primos. “El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable…” dijo en el 2010 el también autor de Travesuras de la niña mala, un picante caramelo.
Ya metidos en el chismorreo, resulta que Patricia conoció a Isabel en 1986, en una cena ofrecida en Londres por el príncipe Carlos de Gales –aún no era ‘de Inglaterra’- a los dueños del consorcio español Porcelanosa, y que desde ese tiempo ambas se agarraron tirria. La filipina en ese entonces estaba casada con Julio Iglesias, en tanto que la otra con el que años después, en el 2010, sería Premio Nobel de Literatura.
Empero, en ese tiempo, el muchacho ya prometía: acababa de ganar el Príncipe de Asturias y andaba en la fundación del partido Libertad, el que lo postularía en 1990 como candidato a la presidencia de Perú. Perdió ante Alberto Fujimori, a quien acusó de robarle la elección. “El Chino”, vengativo como todos los japoneses a los que llaman chinos, lo intentó encarcelar, pero el otro ya andaba en Europa codeándose con la nobleza.
El caso es que ambos, el de 75 años y ella de 64, huyeron de la prensa rosa de Madrid para refugiarse en Creta, donde él espera amarla con mucha más pasión que la que animaba al capitán Pantoja, el de Pantaleón y las Visitadoras, y ella que el último presente del peruano, la novela El amor en los tiempos del cólera, no sea premonitoria de su futuro. No es que no guste de las letras de García Márquez, vamos, sino que…
Para los que no conozcan estas novelas, bien podría usarse este párrafo para explicar el significado del pasado tramo, tan lleno de citas literarias, pero la columna finita est. De la entrega por venir se adelanta que el Héroe charlará con el escritor sobre qué lo llevó a escribir La Fiesta del Chivo, asombrosa radiografía de la corrupción del poder en las repúblicas bananeras y no tan bananeras como México.
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