La corona con alrededor de 70 rosas rojas y algunos globos contrastó con lo sencilla de la tumba donde fue colocada, dentro del panteón Jardines de Humaya, conocido por albergar las criptas o mausoleos de legendarios capos del narcotráfico.
A pesar de ser perseguido por equipos de élite de la Marina-Armada de México y de la DEA, Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, se dio tiempo de enviar un arreglo floral a la tumba de Ricardo Adrián Arellano Noriega, “el Perrillo”, publicó Proceso.
La corona con alrededor de 70 rosas rojas y algunos globos contrastó con lo sencilla de la tumba donde fue colocada, dentro del panteón Jardines de Humaya, conocido por albergar las criptas o mausoleos de legendarios capos del narcotráfico.
Según el semanario, “el Perrillo” fue asesinado el 24 de octubre pasado cuando llegaba a una hojalatería. Dos sicarios bajaron de un auto y lo acribillaron. Para él fue la ofrenda que supuestamente un emisario del “Chapo” dejó en este cementerio de Culiacán.
¿Quién era “el Perrillo”?
De acuerdo con una nota publicada por el diario local El Debate, Ricardo Arellano fue asesinado a balazos en el interior de una casa en la colonia Lázaro Cárdenas, en la capital sinaloense. “El cuerpo de la víctima quedó en la cochera de un domicilio”, escribió el diario en escueta nota.
La víctima, de aproximadamente 25 años y de oficio carrocero, llegó a su casa a bordo de un automóvil Corolla, acompañado de una mujer. En sentido opuesto, lo esperaban dos sujetos en una camioneta Cherokee. Cuando “el Perrillo” se bajó fue atacado.
Al intentar salvar su vida, reportó el diario, intentó refugiarse en su casa, pero sus agresores lo persiguieron y finalmente quedó tendido en su cochera. En el lugar se encontraron alrededor de 12 a 15 casquillos percutidos calibre 9 milímetros y 38 súper.
Cabe destacar que no hay mayores detalles del vínculo entre el líder del Cártel de Sinaloa y “el Perrillo”.
Ubicado en Culiacán y construido en 1966, este panteón es célebre porque están enterrados narcotraficantes famosos, de todos los bandos, pero también por el inversión hecha por los familiares de estos capos, quienes han mandado construir mausoleos.
En este panteón es común ver recintos mortuorios de dos o tres pisos, con música y capillas familiares. Se adornan con mármol, acero inoxidable, cristal y metales y maderas finos. Lo mismo han construido patios para las reuniones que colocado antes parabólicas o aire acondicionado.
En este lugar yacen los restos de capos legendarios como Arturo Beltrán Leyva, “el Barbas”; Ignacio “Nacho” Coronel y la esposa e hijos de Héctor “el Güero” Palma, quienes fueron decapitados por órdenes de los hermanos Arellano Félix.
Por cierto, en este cementerio también fue enterrado Manuel J. Couthier, ex candidato presidencial por el PAN, en 1988, quien murió el 1 de octubre de 1989 en un accidente automovilístico.