En 2012 el ex gobernador Félix González Canto no tuvo empacho, o quizá tampoco encontró alguna manera de remediarlo, en aceptar ir como segunda fórmula en las elecciones al Senado, cargando con Jorge Emilio González Martínez, “El niño verde”, que se dedicó a cualquier cosa menos a hacer campaña.
Aún cuando quedara en segundo lugar, González Martínez sería senador, por lo que no tuvo empacho en “chalanear” a Félix González, quien hizo campaña por los dos para que la fórmula del PRI-Verde ganara y él pudiera acceder a la Cámara de Senadores.
Pero era un Félix González que gozaba todavía de un capital político importante y casi todos los candidatos del PRI-Verde en Quintana Roo ganaron, salvo el aspirante presidencial Enrique Peña Nieto y Laura Fernández Piña, quien buscaba la diputación federal en el Distrito III.
La designación de Mauricio Góngora Escalante como candidato del PRI al gobierno del estado, aún cuando fue por méritos propios del presidente municipal con licencia de Solidaridad, la asumió González Canto como victoria suya por la historia política que une a los dos políticos.
El ex gobernador se asumió como el virtual jefe de campaña y tomó decisiones importantes que desde un principio representaron una carga para el candidato priista a sustituir a Roberto Borge Angulo.
La terquedad de imponer a Arlet Mólgora Glover como candidata a la presidencia municipal de Othón P. Blanco fue una de ellas. Aunque nunca de frente, se cuestionó siempre esa decisión que cancelaba oportunidades a políticos y políticas con suficiente trayectoria y fuerza como para ganar sin problemas.
Casi entre cuchicheos se cuestionaba la terquedad de darle todas las oportunidades a Arlet. En menos de tres años salió de puestos administrativos para ser, con calzador, candidata a diputada local en Chetumal. Una vez en el cargo, pidió licencia porque la impulsaron a la diputación federal y contra su renuencia la hicieron aspirante a la presidencia municipal de la Capital. Ella no quería, estaba consciente de lo que se venía. Tres veces se negó. Tres veces la forzaron, Mauricio Góngora tuvo que cargar con ella y otras circunstancias políticas en el sur y allí están las consecuencias.
En Cozumel las encuestas, esas que volvieron a fallar en todos lados, decían, o dijeron que decían, que Gina Ruiz ganaba sin problemas a Perla Tun, la panista que ganó el domingo la presidencia municipal.
Sin demeritar la capacidad de la ex presidenta del DIF de Cozumel, el hecho que por ella se pretendiera una especie de reelección conyugal, pues iba a recibir la administración de su esposo el actual alcalde Fredy Marrufo, fue mal visto por todos, menos por Félix González.
No se vio o quiso ver que experiencias similares en otras partes del mundo, donde también se ha pretendido crear estructuras pseudo monárquicas, terminaron en el fracaso. Cozumel es otra muestra y Gina fue otra carga para Mauricio Góngora, como lo fue también Solidaridad con Filiberto Martínez Méndez, quien se dedicó a hacer una contra campaña criticando la gestión del candidato a gobernador como presidente municipal.
Filiberto dejó en bancarrota Solidaridad, lo abandonó a oscuras, entre basura. Mauricio lo ordenó financieramente, la iluminó y limpió, pero Martínez Méndez, el empresario hotelero de su natal San Cristóbal de las Casas, Chiapas, veía algo totalmente diferente.
Félix González se sentía como candidato. Subía a los templetes comportándose como tal, creía que por sí solo podía cargar con todo, como hace cuatro años con “El niño verde”, pero en realidad se cargaba con él.
Luneta
Para el proceso electoral, Juan Carlos González fue llevado de la dirección del proyecto Cancún de Fonatur a Cozumel como presidente del PRI. ¿No había otro? Porque después de todo el ex alcalde cozumeleño se daba, como siempre, la gran vida en Cancún. Iba de casino en casino y de restaurante en restaurante. Decía que operaba por teléfono… y el PRI operó con burgueses que perdieron el piso, dejaron de ser los políticos con la sensibilidad para escuchar a la gente.
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