La tribuna del Congreso, donde dirigió un discurso por el 39 aniversario de la creación del estado de Quintana Roo, fue el escenario que eligió el gobernador Roberto Borge Angulo para plantear en público por primera vez la complicada realidad económica que enfrenta su administración y exigir a todos un compromiso mayor para garantizar un mejor futuro.
El discurso del Gobernador fue sobrio, honesto, no trató de esconder la realidad. Al contrario, por su crudeza, tuvo una gran dosis de valentía, sin importar las consecuencias que para su persona pudieran tener las acciones que emprendió en las últimas semanas para reordenar financieramente la administración estatal.
“He tenido que tomar decisiones dolorosas, que no son populares, pero necesarias. La decisión es totalmente mía y asumo el costo político que ello implique”, subrayó ante los diputados, funcionarios de su gabinete, alcaldes, entre otros invitados.
En la sesión solemne del Congreso por el 39 Aniversario del estado se rindieron honores por primera vez en la historia de Quintana Roo a la bandera quintanarroense, que horas antes también fue izada en la explanada de la Bandera.
De acuerdo con la ley que le da vida, simboliza el hogar, las tradiciones y la pertenencia. Representa también en conjunto el corazón quintanarroense milenario como la cultura maya y moderno como las ciudades.
Y justo ese nuevo símbolo convivió en un recinto plagado de otros que, aun cuando ya son íconos de la historia quintanarroense, forman parte aún del pasado, como la mayoría de los diputados constituyentes y los dignatarios mayas que estuvieron en la ceremonia. Aun cuando hace mucho ya no es priista, en un hecho que confirma la pluralidad que priva en el estado y que destacó en su discurso el Gobernador, el constituyente Mario Ramírez Canul fue el encargado de leer el decreto que permitió el nacimiento del estado de Quintana Roo en 1974.
Ante ellos, el Gobernador dijo que tuvo que revisar a profundidad el presente, reordenarlo, para poder ofrecer un mejor futuro a las nuevas generaciones. Y gracias a ello, afirmó, ya cuenta con margen de maniobra suficiente para ver hacia el futuro.
Si los presentes esperaban alguna línea, si habían inseguridades sobre lo que está por venir, si querían obtener información para saber hacia qué lado moverse, lo que recibieron fue un contundente mensaje: el control lo tiene el Gobernador y nadie más.
Y así se lo hizo saber a los alcaldes, a quienes advirtió que estará pendiente, vigilante de sus acciones para que no se repitan irregularidades del pasado, pero también les ofreció su apoyo para estructurar sus programas de gobierno, “porque no son tiempos de proyectos personales o sectarios, sino de impulsar el proyecto Quintana Roo”.