Dicen los clásicos que el horno no está para bollos. Pero parece como si lo estuviera porque muchos no entienden que ya “se acabó el veinte”. Es decir, los que ya bailaron que se sienten porque los que siguen en la fila están impacientes. Y tienen razón porque sino se apuran les tocará bailar con la más fea.
De todas maneras no será un vals el que se baile en la siguiente administración porque les están dejando poco, o casi nada, o nada, según dicen los enterados. Bueno, nada es mejor que menos que nada.
Le entregarán el gobierno a Carlos Joaquín el 25 de septiembre, pero no de muy buena gana ni con las mejores maneras. El manual de urbanidad está ausente en este que debería ser un cambio de gobierno, un traspaso o una transmisión, normal, sin aspavientos, sin celadas y sin patadas bajo la mesa. ¿Le darán gato por liebre a Carlos Joaquín?
Parecería que le entregarán el gobierno porque así lo indicó el voto popular y porque ni modo. Pero da la impresión que hay resistencia para entregarle todo el poder. Lo cual no sólo es absurdo sino que podría resultar contraproducente.
PODER JUDICIAL
En el Poder Judicial hay nudos que tendrán que desatarse con finura y firmeza. Fidel Villanueva ha tejido allí un enclave de poder siniestro. Son muchos los intereses. Muchos los negocios. Mucho lo que hay que ocultar, encubrir o disimular. Cuando menos dos de los nuevos magistrados tienen una cola del tamaño de la Torre Eiffel. Esta es una herencia envenenada que le dejan a la siguiente administración.
Pero también el nombramiento del nuevo Auditor ha causado azoro e incredulidad y ha dejado a muchos patidifusos. Javier Cetina, por sus relaciones de parentesco y por su escasas o nulas credenciales en la materia, no era el indicado, dicen los enterados. Pero ya está allí. Es un nudo que también deberá ser desatado con paciencia y elegancia.
NUDOS DE CORRUPCION
Las direcciones de fiscalización y las direcciones de ecología y desarrollo urbano de los municipios de la zona norte se han convertido en verdaderos nidos y nudos de corrupción. Un ejemplo es la dirección de Desarrollo Urbano y Ecología de Tulum, a cargo de William Fernández Contreras, quien se ha caracterizado por su desenfreno. Literalmente, no tiene medida. Es vox populi que por cualquier motivo presiona a los inversionistas y desarrolladores a darle bajo el agua fuertes cantidades. Y lo peor es que quiere repetir.
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