La Oficina de Visitantes y Convenciones de Cancún, que administra el fideicomiso de promoción de este centro vacacional, fue manejado en los últimos años como un club de amigos.
Desde allí se financiaron los viajes de auténticos séquitos que con el pretexto de acudir a ferias turísticas internacionales de tres días de duración, principalmente en Europa, se embarcaban a auténticos periplos.
Y así se fue abriendo el boquete en las finanzas de la OVC, hasta alcanzar los $500 millones de pesos que han salido a relucir con las auditorías que se realizan a ese organismo, que durante los últimos ocho años estuvo bajo la dirección de Jesús Almaguer Salazar.
Famoso porque tenía un presupuesto mensual de $2 millones para gastos personales, Almaguer Salazar llegó a Quintana Roo como alto ejecutivo del grupo Oasis, el consorcio hotelero que desde su arribo a Cancún siempre fue a contracorriente del resto de la hotelería.
De hecho, en febrero del año pasado Oasis, del que Almaguer nunca se desligó, encabezó una escinsión en la Asociación de Hoteles de Cancún, debido a que no logró imponer al director general de ese consorcio, Guillermo Portella, como presidente del mencionado organismo.
En los 90, el primer representante de Oasis en México, Antonio Abdó Srabillón, fue presidente de la Asociación de Hoteles y terminó hipotecando las instalaciones del organismo, para pagar deudas de juego.
Con Portella en la Asociación de Hoteles y Almaguer en la OVC, Oasis pretendía el control total de los organismos más importantes de la industria turística del estado, pero no pudieron con el primero y acaban de perder el segundo.
Sin embargo, el boquete de $500 millones de pesos en las finanzas de la OVC es una estocada mortal de tal magnitud que es mejor desaparecer a ese organismo y crear otro sin lastres, que reanimarla pagando unas cuentas que no están claras, cubriendo facturas de empresas inexistentes.
Es un hecho la desaparición del organismo y todo parece indicar que la otra decisión tomada es que no se pagará la deuda de $500 millones que carga, porque en la nueva administración estatal no hay certeza de que sea un pasivo documentando y transparente.
Almaguer puede argumentar que la OVC no recibía recursos de la Secretaría de Finanzas del gobierno de Roberto Borge, pero aún así no puede evadir su responsabilidad al menos moral, pues está descartada cualquier acción legal.
Platea
Gabriel Escalante Torres, de los hoteleros fundadores de Cancún, fue el primero que habló públicamente en los años 90 de crear un impuesto administrado por una oficina de visitantes y convenciones. Seguramente nunca se imaginó que con el paso de los años la OVC estuviera en el ojo del huracán.
Como presidente de la Asociación de Hoteles Escalante Torres siempre criticó de manera pública las práctocas de los directivos del grupo Oasis, sobre todo por romper pactos “de caballeros” para no abaratar tarifas.
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