Los taxistas, especialmente sus líderes, son de los más afectados por la derrota del PRI en las elecciones de gobernador del 5 de junio pasado.
Acostumbrados a recibir línea directa del gobernador en turno, quien generalmente decidía al dirigente de cada uno de los sindicatos, prácticamente quedaron en la orfandad con la derrota priista y una de las preguntas que rondaba en el aire era qué pasaría con esos grupos.
En concretó se preguntaba si el gobernador Carlos Joaquín González, quien como ex priista conoce el engranaje que mueve a ese gremio, tomaría el pasturaje de los taxistas o éstos quedarían al garete.
Todo parece indicar que el martes se dio una respuesta a esa pregunta, cuando desde el Congreso el presidente de la Comisión de Hacienda, Emiliano Ramos Hernández, diputado de extracción perredista, levantó la mano para erigirse en el nuevo “padrino” de los taxistas.
Ramos Hernández es hijo de Salvador Ramos Bustamante, quien hasta 1995 era el poderoso líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Quintana Roo. Su influencia nacional le hizo creer que podía tener éxito en una asonada contra el entonces dirigente nacional de esa central obrera, el ya fallecido Alberto Juárez Blancas.
Sin embargo, su movimiento fue descubierto y desde adentro de la CROC se operó el decapitamiento político de Ramos Bustamante y los suyos en un contexto preelectoral que aprovechó muy bien el patriarca de los Ramos para pasarse como víctima de Mario Villanueva Madrid.
En esa época es cuando se da el primer intento de los Ramos por inmiscuirse con los taxistas. Aprovechando la creciente inconformidad dentro del sindicato “Andrés Quintana Roo” de Cancún, Ramos Bustamante plantea la creación de otro sindicato dentro de la CROC, pero no lo logra y termina prácticamente exiliado hasta que regresa en 1997 arropado por el PRD, partido en el que sus hijos han detentado las principales posiciones directivas y las candidaturas.
Desde el PRD, los Ramos sirvieron a los gobernadores priistas, especialmente en los últimos dos sexenios. Como otros grupos locales en el PAN, se opusieron por línea oficial a la alianza que postuló a Carlos Joaquín.
Sin embargo, beneficiado por los acuerdos políticos que se dieron a nivel nacional, el mencionado clan se incrustó en el llamado cambio, se convirtió en uno de los grupos más beneficiados con él y pretende erigirse en una especie de sensor moral de los funcionarios que se fueron, con varios de los cuales se reportaban.
Hoy, desde el Congreso, los Ramos pretenden concretar el sueño no cumplido del patriarca: pastorear una enorme fuerza electoral y si para ello hay que crear leyes ex profeso, que rayan en el autoritarismo, pues para eso es el poder. ¿Qué no?
Platea
Hace años los taxistas dejaron de ser la reserva de votos del PRI, porque sus líderes se olvidaron de ellos, los abandonaron a su suerte mientras se enriquecían. Los sindicatos de trabajadores del volante fueron una rendija más para el saqueo.
¿Cuál es el verdadero interés de los Ramos por pretender su control? ¿Será económico? ¿Político?
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