En el marco de su visita a Lisboa, Portugal, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Papa Francisco se reunió con un grupo de 13 víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero. Durante esta reunión privada, el Santo Padre expresó su profundo pesar y pidió perdón “en su nombre personal y en nombre de la Iglesia” a todas las víctimas presentes.
La presidenta del Equipo de Coordinación Nacional de las Comisiones Diocesanas para la Protección de Menores y Adultos Vulnerables, Paula Margarida, quien estuvo presente en la entrevista con las víctimas, confirmó que la reunión cumplió con el criterio esencial de ser “un encuentro profundamente restaurador”. Aunque la reunión no estaba prevista en la agenda pública, se llevó a cabo a petición expresa del propio Papa Francisco para proteger la identidad y privacidad de las víctimas.
Según información proporcionada por el Vaticano, el encuentro duró más de una hora y se llevó a cabo en un clima de intensa escucha. La reunión fue calificada como “profundamente difícil, pero reparadora” por el Papa, quien manifestó su profunda emoción ante la situación.
En un comunicado emitido por la Oficina de Prensa vaticana, se destacó el compromiso del Papa Francisco para evitar futuros casos de abusos dentro de la Iglesia. El Sumo Pontífice aseguró que se mantendrá firme en la lucha contra cualquier forma de explotación de jóvenes creyentes en nombre de la religión y se comprometió a tomar medidas para prevenir este tipo de situaciones.
El encuentro concluyó tarde en la noche, prolongándose hasta las 8 de la noche debido a la extensión y profundidad de la conversación. Esta iniciativa del Papa Francisco busca mostrar la voluntad de la Iglesia de enfrentar los problemas del pasado, reconocer los errores cometidos y trabajar para evitar que vuelvan a repetirse situaciones de abuso y explotación.
La visita del Papa Francisco a Portugal por la Jornada Mundial de la Juventud adquiere una nueva dimensión al incluir este gesto de humildad y reconocimiento hacia las víctimas de abusos sexuales. Con esta acción, el líder de la Iglesia Católica busca reafirmar su compromiso con la protección de los más vulnerables y el fomento de una cultura de respeto y seguridad en el seno de la institución religiosa.