El Papa Francisco se convirtió en un personaje controvertido en Argentina, su país natal, en donde crecen las acusaciones sobre su supuesta intromisión en la política doméstica y la tensión por su distancia con el presidente Mauricio Macri.
El capítulo más reciente involucró al Papa en un debate luego de que se supiera que había enviado un rosario bendecido a Milagro Sala, líder social detenida el mes pasado por protestar y que es atacada por políticos y medios oficialistas, mientras que otros sectores consideran que es una presa política del macrismo.
“No es ingenuo nada de lo que (Francisco) hace, se está metiendo demasiado en cosas internas de Argentina, no tendría por qué”, advirtió Jorge Lanata, uno de los periodistas opositores al kirchnerismo que dejó de gobernar el país el pasado 10 de diciembre y que era apoyado por Sala.
La dirigente de 51 años fundó y dirige la Tupac Amaru, una organización social que instaló un plantón frente a la Casa de Gobierno de Jujuy, provincia del norte del país y por lo que ella quedó acusada de “instigación a cometer delitos y tumultos en concurso real”.
Aunque el juez la liberó por estos cargos, la mantiene en prisión por una maniobra judicial en la que se le imputaron nuevos y múltiples delitos, pero su caso ha sido criticado por organizaciones como Human Right Watch y Amnistía Internacional por estar plagado de irregularidades.
En medio del debate sobre Sala, el Papa le envió un rosario bendecido y provocó la indignación de los antikirchneristas, además de reacciones extremas como una conductora que advirtió que le daban ganas de dejar de ser católica.
La diputada Elisa Carrió, aliada de Macri, criticó a Francisco al considerar que su gesto “es sumamente peligroso” porque alimenta la violencia, sobre todo desde el plano espiritual”.
Enojada con el Papa, la tres veces candidata presidencial, explicó que no iría a Roma como parte de la comitiva que Macri encabezará el próximo fin de semana porque “hay que defender al presidente de la Nación, que busca la pacificación”, posición que ahora sólo espera de los Obispos de Argentina, pero no de Francisco.
En ese tenor, el periodista y escritor antikirchnerista Jorge Fernández Díaz calificó como “un error catastrófico” el envío del rosario bendecido porque antes podría haber investigado si el procedimiento judicial es o no el correcto.
“La caracterización de Milagro Sala como una simple militante social es, por lo menos, una equivocación de la iglesia católica, porque Sala manejaba un estado paralelo, feudal y violento que tiene turbias relaciones de toda índole”, acusó.
La discusión trató de ser atemperada por el Rector de la Universidad Católica Argentina, Víctor Manuel Fernández, quien explicó en una columna publicada en el diario La Nación que es coherente que el Papa haya enviado un rosario a una presa que no está en condiciones de recibir una condena.
El debate sigue abierto porque todavía se reiteran las críticas al Papa por no haber felicitado a Macri por su triunfo y asunción como presidente, pero ambos tratarán de mostrarse conciliadores el próximo sábado en Roma, en el primer encuentro oficial que sostendrán.
(Agencias)