Julio César Silva Cetina
Desde el Palco
El pez por la boca muere
Hasta antes de la veda electoral ordenada para las elecciones del 7 de junio pasado, el gobierno de Enrique Peña Nieto tenía en radio y televisión spots en los que presumía la captura de narcotraficantes que llegaron a convertirse en leyenda.
“Nosotros atrapamos a los que dejaron ir otros gobiernos”, decían también funcionarios federales.
Incluso, en los días posteriores a las elecciones hubo informes que evidenció la presunta complicidad de funcionarios del gobierno de Felipe Calderón con peligrosos narcotraficantes.
Pero la efectividad y los logros que, hay que reconocerlo, demostró el gobierno de Peña Nieto con la captura de peligrosos narcotraficantes con Joaquín “Chapo” Guzmán como la joya más ambicionada también por Estados Unidos, quedaron borradas de un plumazo con la fuga del jefe del cártel de Sinaloa.
El “Chapo” Guzmán fue detenido en la madrugada del 22 de febrero de 2014 y en las siguientes horas el presidente Peña Nieto concedió entrevistas, incluso a cadenas de televisión internacionales, en las que los entrevistadores plantearon una y otra vez la misma preocupación: la posibilidad de una nueva fuga del capo, que se evadió por primera vez a principios de 2001 de la cárcel de Puente Grande en Jalisco, cuando el gobierno del panista Vicente Fox Quezada tenía apenas un mes.
“Es una obligación del Estado mexicano asegurar que no vuelva a ocurrir. Sería imperdonable que no tomemos las debidas providencias para asegurar que no vuelva a darse una fuga”, dijo en ese entonces Peña Nieto a Univisión.
“Todos los días le digo al titular de Gobernación (Miguel Angel Osorio Chong) que lo mantenga muy bien vigilado. Es una responsabilidad que tiene a cuestas el gobierno de la República que velará que nunca más se vuelva a repetir la fuga de hace algunos años”, agregó dando golpes en la mesa como tratando de enfatizar, reforzar un deseo.
Los hechos demuestran que “el Estado mexicano” no cumplió con su obligación y que el secretario de Gobernación tampoco ejecutó la instrucción presidencial de mantener “muy bien vigilado” al narcotraficante.
Por tanto, los responsables directos, los culpables por lo menos morales de la nueva fuga del jefe del cártel de Sinaloa son, según las propias palabras de Peña Nieto, el Jefe de Estado Mexicano, es decir, el Presidente y, obviamente, el secretario de Gobernación.
“Sería imperdonable… una nueva fuga”, enfatizó el Presidente en aquella entrevista a Univisión. Luego entonces, ¿cuáles serán las sanciones?, porque hasta antes del sábado ningún reo se había fugado de lo que se supone es la cárcel más segura de México.
Además, quienes conocen esas instalaciones no alcanzan a entender cómo es que se pudo construir un túnel de más de 1.5 kilómetros de longitud sin que nadie se diera cuenta, porque una infraestructura de ese tipo no se ejecuta en unos cuantos días.
También están todos los sofisticados controles internos, computarizados, centralizados en su totalidad. El área de celdas es prácticamente subterránea, sólo están en la superficie las oficinas administrativas del penal y, obviamente, el patio que se usa para “asolear” unos minutos a los presos.
No hay nada que se escape a ninguna cámara. Incluso, afirman que las habitaciones destinadas a encuentros conyugales son objeto de videovigilancia constante. ¿Entonces cómo se les perdió de vista el “Chapo”?
Independientemente de la cacería de brujas que seguirá a la fuga para buscar en la larga cadena de responsabilidades a los eslabones más débiles, la evasión de Guzmán tendrá necesariamente implicaciones políticas. Para empezar, los panistas, el propio Felipe Calderón, que apechugaron los señalamientos y acusaciones del gobierno de Peña Nieto por sus presuntas complicidades con figuras del narco, serán los primeros en exigir una explicación. De hecho, ya piden que se evalúe al gabinete de seguridad.
Pero quizá el que peor parte sacará será Osorio Chong, a quien hasta ahora se le veía como el presidenciable más fuerte. Sin embargo, la fuga del “Chapo” es un boquete de dimensiones apocalípticas para su proyecto político, pues es el responsable del manejo de las cárceles del país. Seguramente habrá más de uno, entre ellos Manlio Fabio Beltrones, frotándose las manos.
¿Y el Presidente? Dicen que el pez por la boca muere y sus declaraciones a Univisión son una autoacusación.
Independientemente de ello, la fuga del “Chapo” le llega en el arranque de la segunda mitad de su mandato que, se supone, debía desarrollarse más terso que la primera parte por la mayoría histórica con la que contará en la Cámara de Diputados. Sin embargo, le echaron a perder la fiesta.
Platea
¿La fuga del “Chapo” tendrá consecuencias en la sucesión quintanarroense? Importantes personajes de la vida política nacional, algunos con capacidad para influir en la nominación del candidato del PRI al gobierno del estado, saldrán manchados de las investigaciones ya abiertas, y por tanto, se debilitarán y perderán influencia, pero otros se fortalecerán. ¿Habrá efecto mariposa?
Luneta
Dicen que la realidad suele superar a la ficción.
Telemundo transmite actualmente la tercera temporada de la serie “El señor de los cielos” y en el capítulo 13, que se transmitió el 8 de mayo pasado, los gobiernos de Estados Unidos y México acuerdan liberar al peligroso narcotraficante Aurelio Casillas e inventan una fuga, con tal de que el narcotraficante reactive su cártel e inunde de cocaina a Chicago, donde hay fuertes problemas de seguridad por la escasez del alcaloide y los ayude a capturar otro narco mexicano vinculado con terroristas de Al Qaeda.
¿Realidad o ficción?
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