El pingüino más pequeño del mundo podría estar en peligro

Es posible que el pingüino más pequeño del mundo esté en grandes problemas.

De escasos 30 centímetros de altura, el pingüino pequeño (Eudyptula minor) parece tener cada vez más problemas para conseguir comida debido al calentamiento de las aguas marinas.

Dado que su presa es muy sensible al calor, “hemos observado que los años calurosos son muy malos para los pingüinos y cabe suponer que, conforme aumente la temperatura, las cosas van a empeorar”, informa Gemma Carroll, estudiante de postgrado de la Universidad Macquarie, en Sídney.

Si bien no tienen la popularidad de los koalas y los canguros, los pingüinos pequeños son unos de los animales más carismáticos de Australia.

Muchos viven en colonias insulares en las costas del oriente y sur del país, donde los turistas se deleitan con desfiles nocturnos de pingüinos bamboleándose por la orilla.

Pero, en general, estas aves son hogareñas y solo se alejan de sus colonias para cazar peces.

Preocupada por la mengua de sus poblaciones en las últimas décadas, desde hace tres años Carroll ha visitado y rastreado a un grupo de pingüinos pequeños (también llamados pingüinos de hada) de la isla Montague. Y la semana pasada, presentó sus resultados durante la reunión de Ciencias Oceánicas de la Unión Geofísica Estadounidense, en Nueva Orleans.

Los pingüinos pequeños deben su subsistencia a la Corriente de Australia Oriental, un enorme torrente que revuelve el fondo del mar en primavera.

El torbellino de nutrientes que surge del fondo alimenta al plancton, que a su vez de convierte en comida de los siguientes eslabones en la cadena alimentaria local. Y este festín de vida nutre a las sardinas que son el sustento de los pingüinos.

Sin embargo, la Corriente de Australia Oriental se ha estado fortaleciendo porque la temperatura de las aguas superficiales ha escalado 1.1 grados centígrados a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, posiblemente debido al cambio climático. Este incremento ha sido más acelerado que el promedio global del calentamiento marino superficial.

En agua caliente

Preocupada por esa afluencia de calor, entre 2012 y 2014 Carroll colocó sensores GPS en unas 60 aves salvajes, y también adaptó acelerómetros para detectar el movimiento de sus cuerpos.

Un programa de computadora que utilizaba datos de aves cautivas en el Zoológico de Sídney descifró sus movimientos, señalando cada ocasión en que un pingüino salvaje capturaba un pez.

Y los datos revelaron, al merodear, las aves tendían a evitar las aguas más cálidas. “Los pingüinos siempre parecían dirigirse directamente a las aguas más frías”, donde era probable que hubiera más peces.

Además, en años más calurosos, los pingüinos capturaban menos peces en noviembre y diciembre, los meses del verano australiano.

Carroll sospecha que las aguas más cálidas también pueden influir en el tiempo de llegada de las sardinas o el lugar donde permanecen, haciendo que la captura sea más difícil.

“Las presas tienen un margen de temperatura muy estrecho”, dice.

Un gran problema”

Carroll advirtió que hacen falta investigaciones ulteriores, y que el cambio climático no es la única amenaza que encaran los pingüinos.

Otros peligros son las actividades humanas y las crecientes poblaciones de depredadores, como focas nativas y animales introducidos por las personas, incluidos gatos, perros, y zorros.

Dee Boersma, bióloga conservacionista de la Universidad de Washington, en Seattle, ha registrado la decadencia del pingüino de Magallanes en Argentina, parcialmente debida a que deben viajar más lejos para encontrar alimento.

“No sé cuál de todos los factores [que amenazan a las aves] es el más importante”, dice Boersma, quien no intervino en la nueva investigación.

“Pero el cambio climático será un gran problema para los pingüinos”.

Agencias

Salir de la versión móvil