En el PRD las cosas no cambian… y parece que no cambiarán.
A los perredistas quintanarroenses aún no les cae el veinte de que serán gobierno, que aunque su participación en votos haya sido ínfima fueron arrastrados al triunfo y a partir del 25 de septiembre serán corresponsables de las acciones de la administración de Carlos Joaquín González y, por tanto, deben actuar diferente, privilegiar acuerdos con otras fuerzas, no torpedear la gobernabilidad.
Pero a muchos de sus dirigentes no les alcanza el talante para entenderlo, no saben qué hacer con la victoria y lo más fácil es dedicarse a lo mismo, a lo que están acostumbrados: oponerse a todo y nada, bloquear, descalificar los acuerdos de una tribu, aún cuando ésta tenga la autoridad para hacerlos.
Eso ocurrió la semana pasada cuando el presidente estatal del PRD, Emiliano Ramos Hernández, anunció un acuerdo con el partido Verde para que ambos institutos políticos se desistieran de los juicios de revisión constitucional que cada uno por su lado interpuso en contra de los triunfos de Carlos Joaquín, en la gubernatura y Remberto Estrada en la presidencia municipal de Benito Juárez.
Los mencionados juicios, con los que se buscaba anular ambas elecciones solo para molestar al ganador, porque legalmente eran improcedentes por falta de pruebas, fueron interpuestos por los partidos, no por los candidatos, pero Julián Ricalde Magaña, ex candidato del PAN-PRD a la presidencia municipal de Benito Juárez, salió a declarar que el desistimiento era falso, que él no se desistía.
No tenía por qué hacerlo, porque técnicamente no interpuso ninguna impugnación, lo hizo el PRD y éste puede legalmente, como lo hizo, desistirse.
El acuerdo para el mutuo desistimiento es un pacto que le quita piedras a la de por sí complicada transición. Abre la posibilidad de que se acelere un proceso de por sí lento por el temor de los funcionarios que se van a entregar información que los incrimine en alguna irregularidad.
Las impugnaciones dan armas legales a los funcionarios salientes para no iniciar la entrega de nada, pues no pueden traspasar la custodia de documentos, por ejemplo, a quien por decisión judicial podría perder lo que ganó en las urnas.
Al no existir esas impugnaciones ya no hay pretextos y las cosas deben fluir de mejor manera. Ya no hay argumentos válidos para continuar en la lentitud.
Aunque él diga que fue un acuerdo entre partidos, es indudable que la mano de Carlos Joaquín tuvo que ver en el acuerdo, el primero entre lo que será su gobierno y los verdes, que en la XV Legislatura tendrán cinco diputados que con los tres del PRD y seis del PAN pueden hacer la mayoría, al menos simple, que le sería de mucha utilidad al próximo gobernador.
Remberto Estrada necesitará del gobernador para consolidar cosas en Benito Juárez. Carlos Joaquín necesitará votos en el Congreso.
El primer acuerdo ya se dio. ¿Cuántos más se darán?
Platea
Carlos Joaquín aterrizó el fin de semana en Chetumal. Desde el sábado pasado ya reside en la capital del estado, donde a partir de ahora tendrá una mayor presencia para ir midiendo el termómetro a la sociedad chetumaleña.
Roberto Coral García, ex presidente estatal del PRI que falleció hace año y medio luego de larga trayectoria política, solía decir que “el chetumaleño no te mata, pero tampoco te deja vivir”.
Luneta
Adivina adivinador: ¿Quién fue el isleño que hace unos días prendió fuego “amigo” contra el gobernador electo y algunos de los integrantes de su equipo de transición?
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