CANCUN, 2 de octubre.—El presidente Andrés Manuel López Obrador desempolvó el proyecto del aeropuerto de Tulum diez años después de que lo archivó la administración de Felipe Calderón Hinojosa, que suspendió abruptamente la licitación para construirlo luego de que el Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur) se inconformó porque no lo dejaron concursar.
El proyecto de un aeropuerto en la Riviera Maya comenzó a manejarse desde la administración del gobernador Joaquín Hendricks Díaz (1999-2005), cuando surgió la inquietud de reubicar la aeropista de Playa del Carmen, que hasta la fecha sigue operando en el corazón de esa ciudad, a pesar de los riesgos que implica.
A principios de la administración de Felipe Calderón, ya con Félix González Canto al frente del gobierno estatal, el proyecto fue tomando forma y, luego de varios estudios y especulaciones, el gobierno del Estado invirtió 200 millones de pesos en la compra de 1,500 hectáreas de tierras a los ejidos Macario Gómez y Jacinto Pat, localizados entre Tulum y Cobá, para destinarlas al plan. Se trata de una superficie del doble de extensión de la que ocupa el aeropuerto de Cancún.
Desde un principio se dijo que la primera etapa de ese proyecto aeroportuario permitiría atender a cinco millones de pasajeros al año, pero se pausó casi cuatro años por presiones de Asur, que había iniciado la construcción de la segunda pista del aeropuerto de Cancún y quería un margen de tiempo para amortizar la inversión.
Finalmente, el Gobierno Federal lanzó la licitación para la concesión y construcción del aeropuerto de Tulum el 11 de mayo de 2010, siete meses después de que el presidente Calderón inauguró la segunda pista del aeropuerto cancunense.
Previamente la Comisión Federal de Competencia Económica dictaminó que Asur no podía participar en la licitación, pues de quedarse con el proyecto se propiciaría una “excesiva concentración” de los servicios aeroportuarios en la zona norte del Estado, pues hay que recordar que ese consorcio ya opera nueve terminales en el Sureste, incluyendo las de Cancún y Cozumel.
En la licitación participaron dos grupos aeroportuarios, uno integrado por Tradeco Infraestructura, Corporación América y el empresario Haig Gulesserian Damlamayan y otro compuesto por los grupos México, con amplia presencia en la industria minera del país y Aeroportuario del Pacífico, que opera 12 aeropuertos en el centro y pacífico mexicano.
La licitación pública internacional fue declarada desierta, luego de que en el proceso de evaluación se concluyera que Grupo México y Grupo Aeroportuario del Pacífico no cumplían con ciertos estándares de seguridad operativa y de seguridad requeridos por la normatividad nacional e internacional para la operación de aeropuertos.
“Las inconsistencias son de carácter jurídico”, se dijo en su momento, con lo que se canceló de manera abrupta el proceso de licitación.
Meses después, a pesar de la insistencia del nuevo gobierno de Quintana Roo, encabezado por Roberto Borge, actualmente preso, el gobierno de Felipe Calderón declaró que el proyecto de 3,200 millones de pesos se cancelaba definitivamente por falta de presupuesto.
En los años que siguieron ya no se habló más del proyecto y el gobierno de Roberto Borge se concentró en construir un aeródromo estatal al poniente de Puerto Aventuras, para cerrar las operaciones en la aeropista de Playa del Carmen.
Se logró avanzar en la pavimentación de la pista, pero no se construyó ninguna instalación de apoyo y hoy está en el abandono.
El anuncio del presidente López Obrador ha vuelto a generar optimismo en la Riviera Maya y aunque no arrancará de cero, porque la Secretaría de Comunicaciones y Transportes debe conservar los estudios técnicos que se hicieron en su monento y ya se cuenta con el predio para hacerlo. Lo único que falta es que el proyecto tenga presupuesto y que Asur no se vuelva a meter en su camino.