El alcalde electo de Cozumel Fredy Marrufo Martín se reunió ayer con el presidente municipal saliente, Aurelio Joaquín González, quien encarna una de las mayores decepciones políticas de los últimos años.
A Lito ya le urge que llegue el 30 de septiembre, para terminar de desaparecer de Cozumel, de donde estuvo ausente casi permanentemente, dejando que el gobierno municipal vuele prácticamente con instrumentos.
Solo la responsabilidad de unos pocos funcionarios municipales y los trabajadores de base evitaron que la nave cozumeleña se estrellara.
Sin embargo, no podían cargar con toda la responsabilidad de un personaje que, a pesar de la labor de los funcionarios responsables, impregnó su desorden en la estructura de gobierno.
No solo a Aurelio Joaquín le urge que llegue el 29 de septiembre. La población isleña está ansiosa del estreno de Fredy Marrufo como presidente municipal, porque su arribo implica el restablecimiento del orden en todos los ámbitos de la administración municipal.
La incógnita es en qué condiciones recibirá el Ayuntamiento. Sabemos de los constantes intentos de Aurelio Joaquín por tratar de aclarar que no fue infiel, porque lo difunde a través de su perfil de Blackberry.
Ventila su vida privada por ese medio, pero no transparenta las acciones de su pretendido gobierno, que es de interés público.
No se sabe a cuánto asciende la deuda que heredará a la gestión de Fredy Marrufo, cuál es el monto que adeuda a proveedores y bancos.
La sociedad de Cozumel, el gobierno que encabezará Fredy Marrufo merecen esa información, para tener un punto de partida, para saber cómo organizar el restablecimiento del orden.
Ojalá que al final Aurelio Joaquín tenga un destello de responsabilidad.