El silencio cómplice de una “rosa en el desierto”

Asma carece de importancia dentro del clan Al Assad. Ni siquiera es alauí. Pero eso es lo que tiene de interesante. ¿Qué piensa la esposa del presidente sobre lo que ocurre en Siria? En 2005, cuando aún vivía en un cuento de hadas, rodeada de sonrisas complacientes en un país supuestamente feliz, la antigua banquera fundó una organización llamada Massar para promover la “ciudadanía activa” y la participación de los jóvenes en la política. Ocho años después, la “ciudadanía activa” lucha a muerte contra su marido. Y ella calla. El pasado verano, “The Daily Telegraph” publicó que Asma Al Assad había huido a Inglaterra, su país natal. Hace pocos días, la oposición siria la ubicaba en Rusia, exiliada junto a su marido. Asma, embarazada de su cuarto hijo, sin embargo, no se ha movido de Damasco, según fuentes de inteligencia siria. El pasado enero, para acallar los rumores, apareció en un acto público junto a dos de sus hijos, Hafez y Zein. Bashar Al Assad arengaba a los suyos desde el estrado y denunciaba por enésima vez la “conspiración extranjera” que asolaba Siria. Asma, de pie en primera fila, sonreía y acariciaba la cabeza de sus niños. Hoy permanece junto a su marido, a la espera de la llegada anunciada de los ‘Tomahawk’ -misiles que con un alcance de 1.600 kilómetros serán disparados desde el Mediterráneo, fuera del alcance de las defensas aéreas sirias-. Los ‘Tomahawk’ es la única respuesta que tiene estos días el presidente de los Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz, Barack Obama. “No hay tiempo para más negociaciones diplomáticas”, recalcaba hace unas horas, quien pronunciara un discurso a su país y al mundo este 28 de agosto, cuando se cumplía el 50 aniversario de aquellas palabras de Martin Luther King, pronunciadas en Washington en la histórica Marcha por los Derechos Civiles, que se iniciaban con la frase “I have a dream” (Yo tengo un sueño). Barack Obama parece, en estas perturbadoras horas, querer cambiar el mensaje de King con un “I have a crone”. (Yo tengo un crone, elemento aéreo de uso militar que sirve para disparar misiles contra objetivos enemigos”. Tanto King como Obama recibieron el Premio Nobel de la Paz. El mundo asiste alucinado ante este ataque de fiebre bélica del actual mandatario, que nos hace recordar a la protagonizada por su antecesor George W. Bush, tras el ataque a las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, un 11 de septiembre del 2001. En poco más de una semana se conmemora el duodécimo aniversario. Ese mismo día es el cumpleaños del actual presidente sirio, Bashar Al Assad, quien nació en 1965.

 

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