De acuerdo a un estudio publicado por la Universidad de Oxford, hasta hoy no se han hallado efectos secundarios. Expertos afirman que cualquier persona puede utilizar sustitutos de azúcar, como el acesulfame, aspartame, sacarina, stevia y sucralosa, pero la cantidad de su ingesta debe ser determinada por especialistas o por quienes elaboren las dietas alimenticias.
Diversas son las opciones a las que la población puede acceder para mantener sus alimentos dulces sin la necesidad de consumir azúcar, y sin que estos afecten a la salud, según un estudio publicado por la Universidad de Oxford.
La investigación refiere que aún son altas las estadísticas de desconfianza que mantienen las personas sobre los sustitutos de azúcar, sin embargo, “no presentan efectos secundarios y pueden ser ingeridos incluso por pacientes con diabetes”.
De acuerdo con el texto, el consumo de edulcorantes no calóricos funcionan dentro de un plan de alimentación balanceada, pueden encontrarse de manera sencilla en el mercado y han sido aprobados por los sistemas de salud, informa Notimex.
Aclara que los endulzantes sin calorías puede ser hasta 600 veces más dulce que el azúcar común por lo que las cantidades empleadas llegan a ser menores, lo que favorece aún más su impacto sobre el cuerpo humano.
La revista de la institución, llamada Nutrition Reviews detalla que entre los factores para demostrar la seguridad de los edulcorantes comerciales está la forma en que estos inciden en el organismo, es decir, en cuanto a su absorción, metabolismo y eliminación.
Entre los cinco sustitutos de azúcar más utilizados se encuentran: el acesulfame, aspartame, sacarina, stevia y sucralosa, los cuales son eliminados de manera total por el organismo y de una manera rápida.
Los expertos en el ramo de la salud, toxicología y nutrición afirman que cualquier persona puede utilizar los productos con seguridad, aunque la cantidad de su ingesta debe ser determinada por especialistas o por quienes elaboren las dietas alimenticias.
El estudio subraya la importancia de mantenerse informados, en especial de los responsables de salud que mantienen contacto permanente con pacientes con obesidad o diabetes.