El voto femenino pondrá a prueba su discurso de justicia en la Cámara de Diputados

El voto femenino pondrá a prueba su discurso de justicia en la Cámara de Diputados

El voto femenino pondrá a prueba su discurso de justicia en la Cámara de Diputados

Por Julio César Silva Cetina | Desde el Palco

Este martes será un día clave en la Cámara de Diputados. El pleno discutirá y votará el dictamen de improcedencia emitido por la Sección Instructora para frenar el proceso de desafuero de Cuauhtémoc Blanco.

De los 500 legisladores que componen la cámara, 251 son mujeres, por lo que solo con el voto femenino sería suficiente para aprobar regresar el dictamen a la Comisión Instructora, para continuar con el procedimiento y que sea la autoridad ministerial la que determine la responsabilidad del ex futbolista.

Más allá del caso en sí, la sesión pondrá a prueba la congruencia de las diputadas federales, especialmente las 189 de la 4T, con el discurso que las ha llevado al poder.

Porque si es cierto que “es tiempo de mujeres”, entonces también debe ser tiempo de justicia, de sororidad y de compromiso con las causas que muchas de ellas han defendido desde la trinchera legislativa.

Es momento de comprobar si la consigna “llegamos todas” es más que un eslogan. Si el poder que muchas mujeres ejercen será utilizado para proteger a otras, para escuchar sus denuncias, para hacer valer su palabra.

No se trata de condenar sin pruebas. Se trata de no cerrar la puerta antes de tiempo. Si una mujer tuvo el valor de alzar la voz, lo menos que puede hacer el Estado es garantizar que su denuncia llegue a las instancias judiciales.

Lo peor sería que desde el poder público se le niegue esa posibilidad, como se intenta desde la sección instructora, donde se ignoró el plazo legal de 60 días para valorar las pruebas y se emitió un dictamen de improcedencia plagado de opacidad.

Y es que hay lugar para el sospechosismo: el morenista Hugo Eric Flores, titular de la comisión, arrastra una larga y conflictiva relación política con Cuauhtémoc Blanco. Se puede decir que son socios políticos y por eso se entiende la protección.

Su historia conjunta empieza en 2015, cuando Blanco fue postulado a la alcaldía de Cuernavaca por el extinto Partido Social Demócrata, ligado a los hermanos Yáñez. Esa candidatura habría sido pactada mediante un contrato millonario que terminó en escándalo, acusaciones cruzadas y una investigación que se diluyó entre versiones contradictorias.

Años después, Blanco fue candidato a gobernador de la 4T por el Partido Encuentro Social, dirigido por Hugo Eric Flores, quien lo acusaría de corrupción, excesos y malas decisiones de gobierno, pero las acusaciones desaparecieron cuando se arreglaron.

¿Cómo explicar entonces que ese mismo personaje sea hoy quien dictamina la “improcedencia” del juicio político contra su socio?

No es solo un conflicto de interés. Es una mancha de incongruencia que ensucia el proceso legislativo. El argumento de “inconsistencias en el expediente” usado por Flores para archivar el caso, resulta poco creíble viniendo de quien fue beneficiario del poder de Cuauhtémoc Blanco en Morelos.

Ahora toca decidir a las diputadas federales si van a convalidar esa maniobra o si harán valer lo que han dicho en cada foro, en cada campaña: que a las mujeres se les cree, que se les escucha, que no están solas. Las diputadas no tienen que juzgar la culpabilidad de Blanco, pero sí deben decidir si una denuncia merece ser analizada en los tribunales.

Si este martes votan para archivar el caso, estarán diciéndole a las mujeres del país que, cuando se denuncia a alguien poderoso, el sistema cierra filas para protegerlo.
También se verá si los compromisos feministas de algunas legisladoras son firmes o solo se sostienen mientras no incomoden al poder.

Se sabrá si las palabras “sororidad” y “justicia” son principios reales o simples adornos de discurso.

El mensaje debe ser claro: no se puede defender la igualdad de género mientras se pisotean los derechos de otras mujeres.

No se puede hablar de empoderamiento femenino y al mismo tiempo proteger a presuntos agresores desde una curul.

No se puede hablar de transformación y al mismo tiempo simular que aquí no pasa nada.

Sí, es tiempo de mujeres. Pero este martes sabremos si también es tiempo de congruencia.

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