No es inteligente ser ingenuo cuando se habla de poder. Sin embargo, es muy triste ver cómo las élites se arrodillan y no tratan de impulsar un proyecto de nación alternativo.
La reciente incorporación de “nombres” y “estructuras” de la clase política tradicional al PVEM, al PT y MORENA en Quintana Roo representa varias cosas:
1. Una falta de proyecto político de unos y otros;
2. Un fracaso en la voluntad de transformar políticamente el país
3. La consolidación, aceptada por la población, de que sólo los que tienen recursos pueden dedicarse a la política, y que el poder únicamente sirve para enriquecerse.
El pueblo bueno y sabio no existe. La gente no es agradecida; sin embargo, no se gobierna para hacer caridad. Se debe llega al poder para contribuir a que exista una sociedad mejor, en la que tanto nosotros, como nuestros hijos podamos vivir mejor.
Es difícil construir proyectos políticos, porque la corrupción está demasiado interiorizada en todos los niveles; a pesar de ello merece la pena apostar por la construcción de una sociedad más amable con la gente, y de unas instituciones que se respeten y hagan respetar la convivencia de una sociedad que busque un mejor futuro.
Ello no se logra arrodillándose.