Cancún, 13 de noviembre (Gilda Piña) El derrame de diésel es un problema constante en las embarcaciones que transitan por la laguna Nichupté y que, al tener percances, dejan que fluyan estos líquidos contaminantes al cuerpo de agua.
Sus residuos, como diesel, aceite y fibra de vidrio, amenazan la biodiversidad del lugar, compuesta por especies de peces, crustáceos y moluscos, además de aves acuáticas como garzas, pelícanos y flamencos frecuentan las orillas en busca de alimento.
La laguna Nichupté está conectada con el mar Caribe a través del canal Sigfrido, un canal artificial construido en la década de 1970 para facilitar el tráfico marítimo, lo que ha permitido que la laguna se convierta en un importante tractivo turístico, ya que alberga una gran variedad de actividades recreativas, como paseos en lancha rápida y kayak.
Sin embargo, es frecuente en la actividad diaria que se den fuertes derrames de combustible, como el ocurrido en el canal recientemente, por parte de la embarcación Scuba III.
Ante el fuerte olor a diésel, trabajadores de la zona hicieron un llamado a las autoridades de Capitanía de Puerto y Secretaria de Marina para que se llevara a cabo una inspección de las sentinas (espacio de una embarcación, en la parte más baja de la sala de máquinas), a los navíos con motores de base.
De acuerdo con el capitán de embarcación Roger Pech, este problema ocurre por la acumulación de aceite, diésel y agua en el interior de las embarcaciones y es obligación de la tripulación y del propietario mantener esos espacios limpios para evitar contaminar los cuerpos de agua.
De igual manera, detalló que personal de la capitanía es el encargado de inspeccionar esta área de las naves para que den fe de que pueden operar sin residuos contaminantes que dañan esta zona de manglares. Y es que, según explicó el especialista, al acumular las aguas qué ingresan a la embarcación por efecto de la lluvia y sistema de enfriamiento, se activan las bombas de achique y las tiran de forma automática al mar.