Francia, 3 de febrero.- Basureros desbordados, malos olores y proliferación de roedores. Toneladas de basura se acumulaban hoy en las calles de París debido a una huelga de recolectores de basura y trabajadores de incineradoras contra la reforma de pensiones del gobierno francés.
Los recolectores de basura y los trabajadores encargados del tratamiento de residuos están en huelga desde diez días y seis de los siete hornos de la región parisina donde diariamente se queman toneladas de la basura están bloqueados.
Y nada indica que la situación vaya a mejorar pronto ya que los huelguistas votaron seguir la protesta al menos hasta el 7 de febrero, según Julien Lambert, del sindicato CGT, el más movilizado contra la controvertida reforma del sistema de pensiones francés.
Bolsas de basura, cartones y residuos alimentarios invadían el lunes las calles de varios barrios de París, que se han transformado en verdaderas pistas de obstáculos.
Los comerciantes se quejan también de la situación que se vuelve cada día más difícil de manejar.
En la ciudad portuaria de Marsella (sureste), donde empleados en huelga bloquean desde hace diez días los centros de clasificación de residuos, se han amontonado en las calles unas 3 mil toneladas de residuos, según las autoridades locales.
La ciudad ha impuesto un nivel mínimo de servicio a los sindicatos y ha colocado vertederos de basura en la calle para tratar de evitar que los residentes arrojen su basura a la calle.
Los recolectores de basura se han alzado en armas ante la intención del gobierno de fusionar los 42 planes de pensiones diferentes y que permiten a algunas categorías de trabajadores, incluyendo los funcionarios, jubilarse anticipadamente.
Los conductores de trenes suspendieron su huelga el mes pasado después de 47 días consecutivos de huelga en el metro de París y en los trenes interurbanos que causaron dolores de cabeza a millones de personas.