Rodrigo Navarro
En Contexto
El turismo sustentable y las buenas prácticas ambientales
Mi nombre es Anayansi, es de origen maya. Yo soy de origen maya me cuenta entre timidez y orgullo. Aquí me dicen Anita. Vengo de la comunidad de Yaxley donde somos 589 habitantes. Ahora vivo en el hotel que es muy diferente a mi casa, aquí me he capacitado y he aprendido muchas cosas. Soy mesera en el bar.
Lo primero es que aprendí inglés y atender a los visitantes. Que el mundo es muy grande, hay personas de Rusia, Japón, Estados Unidos y Europa. Que tengo que cuidar el agua, la energía, no tirar la basura. En mi comunidad hay basura tirada en los caminos, en los cenotes y se lava con detergente.
Mis padres no me creían lo que aprendí del cambio climático decían que estaba loca, pero poco a poco como somos varias hermanas que trabajamos en hotelería les hemos ido enseñando y ellos han cambiado sus costumbres. Ellos tienen 55 y 54 años. Ahora hay que hacerlo con mi abuelita que tiene 79 años. Yo tengo 25 y no estoy casada vivo con mis padres.
Buenaventura es un mesero, muy simpático, tiene ángel. Él como Ana trabaja en el Hotel Palladium de la Riviera Maya, entre Tulum y Playa del Carmen, un hotel que ha apostado por profesionalizar apoyado por MARTI sus buenas prácticas ambientales y procesos de ahorro de energía (30%), agua (15%), separar la basura: venden el cartón, papel, el plástico y el aceite, el servicio municipal tan solo se lleva el 25% de sus desechos y hacer composta.
Anita y Buenaventura recibieron un botón de excelencia por la alta calificación que recibieron de los huéspedes por su servicio. Ambos son alegres y muy amables, de maneras suaves. Nos dice Buenaventura sé que si el cliente se va contento es bueno para mí. He tomado este semestre (llevo siete meses en el hotel, a diferencia de Ana que lleva 6 años) cuatro cursos con 32 horas de capacitación, la mayor parte en calidad y ambiental.
Pienso en mis hijos, de tres y quince meses, el mayor de tres años y creo que no la van a tener fácil por motivo del Cambio Climático. Vengo de una familia de origen campesino de una pequeña comunidad de la zona maya, Tixcacal (626 habitantes). Como hacía tres horas de ida y vuelta al hotel ahora por mis buenas evaluaciones vivo aquí. Somos 800 personas que vivimos aquí en departamentos que compartimos con tres o cuatro compañeros.
Puedo imaginar el contraste de vivir en esta ciudad que el hotel les ha creado y vivir en su comunidad. Le pregunto y solo me dice, es muy diferente.
El viernes pasado recibí una llamada de Javier Pizaña director de Grupo Intersectorial Cozumel, GI formado para llevar a cabo el Plan de Acción Compartido para manejar el destino de cruceros. Para ello formaron alianzas con la Fundación Comunitaria Cozumel, MARTI (Meso-American Reef Tourism Initiative), con Sustainable Travel International (STI) entre otras para llevar a cabo acciones a favor de un menor impacto social y ecológico del turismo masivo en nuestra isla.
Javier me invitó a petición de Seleni Matus de STI a conducir como periodista ambiental un cortometraje que junto a GI llevaron a cabo este martes, miércoles y jueves MARTI y STI en la Riviera Maya, Cozumel y la Zona Maya del estado de Quintana Roo para presentar los avances del proyecto pero también las amenazas y retos a futuro. Me acompañó mi esposa Laura, Kevin Okulolo nuestro camarógrafo, Carol Goodstein de STI y el trabajo excelente de coordinación de Vicente Ferreyra de MARTI.
Por esta razón este artículo salió con tres días de retraso. Anita y Buenaventura fueron dos de los muchos entrevistados en estos tres intensos días de trabajo. También entrevistamos al vicepresidente para América del Grupo Palladium Josiño Caneiro y al Director de tres de los cinco hoteles que maneja el complejo con más de 1,800 habitaciones, Alejandro Martín. El complejo White Sand donde estuvimos tiene 264 habitaciones. En temporada alta el grupo maneja cuatro mil visitantes por día. La Rivera Maya maneja por año 9 millones de turistas, una barbaridad. En contraste generó 158 mil empleos netos, la mayoría en servicios.
A ambos funcionarios les pregunté si no es una contradicción las buenas prácticas medio ambientales y el turismo masivo. Josiño me explica que aprender este tipo de sistemas con profesionales como MARTI y STI les produjo en primer lugar ahorros en la operación, después aprendizaje y compromiso hacia el medio ambiente y un compromiso de respetar y apoyar la cultura de la comunidad.
Con Alejandro platicamos de los procesos más en particular y me explica que hubo avances y retrocesos (como en la composta), hasta que no lo hicieron profesionalmente no lo implementaron. “Aprendimos a respetar y tener felices a nuestros empleados porque si ellos están felices hacen felices a los huéspedes. Apostamos por la capacitación principalmente”. Ninguno de los dos me contestó la pregunta, la contradicción ahí está.
Costa Rica ha apostado por 20 hoteles de 20 habitaciones en lugar de uno de 400. Y ahí están los resultados. Una pujante industria ecoturística. Dos de los huéspedes entrevistados a pesar de que la información se encuentra en los brochures que le entregan al registrarse, en los letreros y señalamientos que hay por doquier nos dijeron que no sabían de estas acciones medioambientales que lleva a cabo el hotel. Que no les interesa el turismo sustentable a pesar de que según la Organización Mundial de Turismo y la SECTUR este sector ha crecido (representa tan solo el 2.2% de turistas, 13 mil millones de dólares menos del 1% que lo que el sector factura).
Acudimos al campamento Tortuguero del hotel que ha manejado 1,180 nidos en esta temporada en su relativamente pequeña playa. Además han manejado el problema del sargazo con maquinaria hecha especialmente para ello y reintegran los nutrientes a la playa cuando este se ha convertido en polvo.
El trabajo del muchacho que maneja la composta es excepcional porque ese día tuvo 600 Kg. de desechos orgánicos que manejo con tan solo un ayudante. Producen 1,500 Kg. de tierra negra por día y está haciendo sus pininos en lombri-composteo. Hay también senderos educativos, el 80% de la superficie es natural y se respetaron los cenotes encontrados en las 800 has que tiene el complejo. Excelente esfuerzo y labor pero se sigue apostando por el turismo masivo: cuatro mil personas en una superficie relativamente pequeña usando agua, energía, consumiendo comida y produciendo una alta cantidad de deshechos.
La próxima semana en el arrecife cozumeleño y las buenas prácticas ambientales.