EN MOLOCH

#Columna: EN MOLOCH
Por: Periodistas de Cancún

* Mega alianza, una realidad lejana
* Carlos Joaquín luce mejor, pero luce solo
* La 3de3 contra la violencia de género
* No al retroceso
* “Brexit” caribeño
* Morena ya tiene liderazgos en Q. Roo… y no son Anahí ni Parra

EL FACTOR DE UNIDAD que se requiere para concretar una alianza que enfrente exitosamente el bloque morenista en Quintana Roo simplemente no existe. Por el contrario, Morena y sus aliados parece que han comprendido la importancia de estar bien organizados para llegar fuertes al 2021 y ya ha sido nombrada Anahí González como líder estatal morenista, con la encomienda de llevar a buen puerto los trabajos con rumbo a la elección del año venidero, en donde se renovarán ayuntamientos y diputados federales.

En el caso del PAN, PRD, PRI, MC y demás partidos nuevos, hasta ahora parece muy lejana la posibilidad de que llegue a concretarse la mega alianza de la que tanto se ha hablado, pues sigue imponiéndose el ego; de entrada, los aliancistas que llevaron a Carlos Joaquín al “gobierno del cambio” se sienten merecedores de las candidaturas más importantes, como es el caso del municipio Benito Juárez, la ansiada “joya de la corona” de siempre.

Allí se encuentran en la lucha, cada quien con sus méritos, el abogado y economista Carlos Orvañanos Rea, actual vocero del Gobierno del estado, por el lado del panismo, y por el del perredismo el diputado federal Jesús Pool Moo.

En lo que respecta al PRI, un nombre que comienza a sonar, y que sin duda cuenta con una trayectoria política de arraigo y trabajo en Cancún es el del licenciado Francisco Amaro Bentancourt (quien, en su momento, recuperó para el tricolor la diputación que siempre perdía en el Distrito XI), hijo del segundo presidente municipal de Benito Juárez, el recordado don Felipe Amaro Santana. Pancho es un priista nato, de los que no titubean en hacer valer su linaje político.

Entre tanto “peso pesado” buscando encabezar tan ansiada candidatura, se hace difícil que los líderes de los diferentes partidos involucrados estén dispuestos a ceder un espacio que, según ellos, bien podrían ganar yendo solos en la futura elección.

Pues ahora resulta que los que se estaban dando hasta con la maceta ya se pusieron de acuerdo. Y los de enfrente, que por largo tiempo han amagado con el establecimiento de su cacareadísima mega alianza, nomás no lograr superar los enormes obstáculos de sus egos y soberbia

Mientras tanto, el reloj no se detiene, y la cuenta regresiva para la gran batalla electoral continúa.
(Joaquín Pacheco Cabrera)

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LA ATINGENTE RESPUESTA del gobernador Carlos Joaquín ante la pandemia y luego frente a la sucesión de ciclones “Delta” y “Zeta”, le valieron una notable mejora en sus niveles de aceptación.
Así lo demuestran algunos sondeos revelados en la víspera.

La estrategia de acciones en los rubros de salud, comunicación de la emergencia, ayudas sociales e incentivos fiscales, fueron bien recibidos por la ciudadanía y le son evidentemente reconocidos.
Lo mismo la gestión de las alertas por la llegada de sendos fenómenos meteorológicos, donde el mandatario fue señero a la hora de informar a los ciudadanos.

Este viernes pudo constatar esa recuperación del diálogo con los gobernados, cuando recorrió un populoso tianguis de Cancún, acompañado de la presidente municipal, Mara Lezama, de bandera política distinta, pues pertenece a Morena.

Carlos Joaquín exuda alegría, como cuando recién se enteró de que había ganado la gubernatura, hace cuatro años. Es un buen momento para el mandatario, pero irónicamente no lo es para sus colaboradores, menos para una sucesión natural con alguien de su equipo.

Sus acompañantes en el gabinete nunca sobresalieron lo suficiente, como para llenar actualmente con su presencia (qué más bien parece ausencia), un escenario desierto de aspirantes consistentes a los cargos de elección del año entrante.

En esos términos, el gobernador luce bastante, luce mejor, pero luce solo.
(Antonio Callejo)

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LA LUCHA DE millones de mujeres por la equidad y en contra de la violencia de género va en serio y esta semana dio un paso muy importante, cuyos beneficios se empezarán a ver reflejados en los procesos electorales federal y locales del próximo año.

A instancias de colectivos de mujeres y legisladores de diferentes partidos políticos, el INE aprobó esta semana lineamientos generales contra la violencia de género que incluyen un capítulo sobresaliente: el 3 de 3 contra la violencia, por el que los partidos políticos se obligan a solicitar a los aspirantes a cargos populares firmar un documento que establezca, bajo protesta de decir verdad, que cumplen tres condiciones fundamentales: primera, que no son deudores de pensión alimenticia; segunda, que no son acosadores sexuales; y tercera, que no son agresores ni golpeadores de mujeres en el ámbito familiar o político.

Quienes declaren en falso podrán ser denunciados por el delito de falsedad ante una autoridad, además de que podrían perder el registro de su candidatura.

Con esta medida ganamos tanto hombres como mujeres porque, sin duda, elevará la calidad y autoridad moral de quienes nos representarán en la Cámara de Diputados y en todos los cargos de representación popular en los estados. No faltará que se alce una voz en protesta por tan “drástica” medida y exija que se respete la vida privada de las personas pero, siendo honestos, ¿habrá alguien que se sienta bien representado por un diputado federal que no se hace responsable de mantener a sus hijos?

¿Estará contento alguien con un gobernante que golpea a su esposa cuando regresa a su casa por las noches? ¿Se sentirán bien aquellos con un representante que sea acosador o violador de mujeres? Estoy segura de que no.

Además de la 3 de 3, el INE aprobó que los partidos políticos brinden atención a mujeres víctimas de violencia política, lo que significa que ya no podrán hacer mutis cuando haya casos de ese tipo sino que tendrán que velar por los derechos de sus militantes y acompañar a aquellas que decidan iniciar denuncias y procesos legales.

Otro acuerdo no menos importante es que los partidos políticos están obligados desde ahora a garantizar a las candidatas en elecciones federales, de ayuntamientos y diputaciones locales, al menos el 40 por ciento del financiamiento público para sus campañas, siempre respetando los topes de gastos determinados por el INE, así como acceso en la misma proporción a spots y tiempos promocionales de radio y televisión.

Todos estos acuerdos no son un capricho. Obedecen a la exigencia de las mujeres de tener mayores espacios de participación política y una vida libre de violencia, lo que sin duda abonará a la equidad, empezará a permear en otros ámbitos de la sociedad y contribuirá a una mejor calidad de nuestra democracia.
(Diana Alvarado)

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LA POSIBILIDAD DE regresar al semáforo epidemiológico naranja ante un rebrote de Covid19 sería catastrófico para la economía y la sociedad, un retroceso que no podemos permitir.

Lo que nos corresponde, es asumir nuestra responsabilidad porque muchos no lo están haciendo: andan sin cubrebocas en la calle, no respetan la sana distancia y menos les importa lo que ocurra con el resto de los ciudadanos que sí aplican las medidas sanitarias.

Es la historia de siempre: por un lado, los que contribuyen y cumplen con lo establecido por la autoridad y, por el otro, los desobedientes que retan al Coronavirus y ponen en riesgo su salud y la toda la población.

La pandemia no se ha ido, no estamos fuera de peligro, pero cierto es que no podemos pensar en nuevas restricciones a consecuencia de una ola de contagios.

La actividad económica no puede parar. No estamos en condiciones de empeorar la crisis, una crisis de la que no nos hemos recuperado y muchos menos ser testigos de otro cierre masivo de negocios.
No es lo mismo tener un salario seguro en el Gobierno a vivir el día a día y hacer funcionar y reactivar los pocos negocios que permanecen operando.

Sin economía la gente no come, no vive bien, hay violencia, estrés y muchos otros factores. Una despensa no es suficiente. NO AL RETROCESO.
(Zuleika Cáceres)

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DICEN QUE LOS sueños también se pueden convertir en las peores pesadillas. Y eso es lo que podría ocurrir con el sueño electorero de quienes promueven la cancelación de la concesión a Aguakán, que produce y distribuye agua potable en los municipios de Benito Juárez, Isla Mujeres, Puerto Morelos y Solidaridad.

Guardando las proporciones, hace unos meses vimos algo similar en Inglaterra, donde se promovió un plebiscito para determinar la permanencia o la salida de los ingleses en la Comunidad Económica Europea. Una ligera mayoría decidió que Inglaterra abandónese la CCE y cuando se vieron las graves consecuencias económicas de ello, incluso quienes promovieron esa salida intentaron dar marcha atrás, pero fue imposible.

Es cierto que en el caso de Aguakán hay problemas en la manera como opera la concesión, pero es más fácil arreglar esas irregularidades permitidas por politic@s corruptos que en su momento se beneficiaron ampliando de manera irregular la concesión y que ahora pretenden volver a beneficiarse, que sacando a una empresa a la que no hay manera de sustituir.

Cuando Aguakán llegó a Cancún, en 1993, lo hizo porque el Gobierno del estado no tenía capacidad, como no la tiene ahora, para costear la operación de la red de agua potable. Había graves problemas de generación y distribución y los rezagos en todas las áreas se acumulaban. Por eso, el Gobierno decidió concesionar el servicio.

Una cancelación de la concesión nos volvería a ese pasado, con la complicación adicional de que habrá que indemnizar a la empresa con un dinero que se le quitaría a salud, educación o a inversión en infraestructura.

¿O acaso quienes se beneficiaron con prebendas a cambio de autorizar la ampliación de la concesión devolverán lo que en su momento recibieron? Desde luego que no.

De modo que estamos ante una especie de “brexit” que pasaría del sueño electorero de unos, a una pesadilla de todos.
Hay que tener mucho cuidado.
(Julio César Silva Cetina)

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EL PARTIDO MORENA en Quintana Roo por fin tiene dirigencia políticamente seria y electoralmente consolidada. Desde su fundación, sólo delegados nombrados desde el centro -sin mayor presencia, autoridad ni relevancia-, hacían como que manejaban la franquicia, lo que llevó a la creación de tribus, fracturas internas y vergonzosos episodios de canibalismo que provocaron rubores de envidia en otros partidos que creían tener la patente exclusiva de esas “cualidades”.

Desde hace dos meses y medio, los “morenos” quintanarroenses enviaron al Comité Ejecutivo Nacional su propuesta de conformación del cuadro directivo estatal, donde en apariencia el reparto del pastel era equitativo. El pasado 15 de octubre el CEN lo “palomeó”, el Instituto Nacional Electoral lo oficializó y ayer se publicó en la página oficial de Morena.

A simple vista, a ojo de buen cubero, dos jefas tribales resultaron fortalecidas con la validación de la nueva dirigencia de Morena-Quintana Roo: la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, de cuya manufactura política es la recién nombrada presidenta del partido, Anahí González, regidora de su Cabildo. Y por otra parte, la inquieta senadora Marybel Villegas, que logró colocar a su esposo, el notario público Jorge Parra, como segundo de a bordo, en la Secretaría General. Hasta ahí, parece que éstas dos titanes morenistas que se encuentran confrontadas por la aspiración a la candidatura a la gubernatura del estado, llegaron a un punto de equilibrio por el control del partido. Y, parece también, ambas quedaron por lo pronto satisfechas.

Peeeeero… el detalle va a estar, cuando en los próximos días empiecen las negociaciones para “jalar” a sus grupos las otras carteras ejecutivas de importancia avaladas por el CEN y que, muy democráticamente, quedaron repartidas entre el morenista fundador (grupo de los “puros”), Ricardo Velasco, quien se adjudicó la Secretaría de Finanzas; el diputado federal Luis Alegre, quien colocó a Misael Martínez como secretario de Organización y el senador José Luis Pech, a quien le abonaron la Secretaría de Formación Política, pero como se le hizo poca cosa la desdeñó y la dejó botada, por lo que no hay nadie aún en ese puesto.

Mara y Marybel, cabezas visibles hoy del poder político de Morena en Quintana Roo, seguramente irán por más, si no es que por todo, pues en eso radica la oportunidad de hacerse de la candidatura a la silla que en el 2022 dejará vacante Carlos Joaquín en Chetumal.

Mara y Marybel se aprestan desde ahora a librar una nueva batalla para ver quién conquista primero a Ricardo Velasco, el del billete en Morena y al muy influyente interno Luis Alegre, con su pupilo Misael en el bolsillo, como moneda de cuño para una “negociación” en la que se anticipa correrá sangre, pues dicho sea de paso el legislador Alegre también le tira a la “grande” y, al igual que la senadora, es muy cercano al nuevo jerarca nacional del Morena, Mario Delgado y es seguro que hará valer su derecho de picaporte.

Mara y Marybel, Marybel y Mara, se afianzan como puntales en la dirigencia estatal del partido. Ambas tienen su propia fuerza y sus propios recursos. Pero mucho tendrá que ver en la definición final cuál de las dos logra afilar más el largo colmillo del gurú morenista Rafael Marín Mollinedo, amigo íntimo, confidente del presidente López Obrador y quien es en realidad, por muy bonitos que se vean los nombramientos en el papel, el verdadero poder tras el trono de Morena en Quintana Roo.

Eso… y que, reza Mara, no vengan más huracanes, porque como primera autoridad de Cancún tiene que ponerse en la primera línea de defensa antes, durante y después de las contingencias, junto con el gobernador y los enviados federales, tiempos precisos y preciosos que aprovecha Marybel para sacarle ventaja haciendo campaña, levantando quejas contra la alcaldesa en las colonias y promoviendo su “consulta” tipo AMLO para sacar a a Aguakán del estado.

Si los morenistas creían que con la designación de los nuevos líderes estatales ya todo estaba en orden, lamentamos decirle que no, aún no.

La lucha verdadera apenas comienza. Los trenes están empezando todavía a coger vuelo y el choque que viene será estruendoso.
(Jorge Castro Noriega)

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