Desde el próximo 7 de abril y hasta que las autoridades lo consideren pertinente, todos los centros comerciales y negocios en Viena, en las provincias de Baja Austria y Burgenland pedirán una prueba de Covid-19 negativa a todas las personas que quieran ingresar a sus inmediaciones.
Este certificado de salud será necesario para entrar en comercios que presten servicios no esenciales, como peluquerías, tiendas de ropa, etc. Además, el uso de mascarillas FFP2 será obligatorio no solo en el transporte público sino también al aire libre, detalló el ministro de Salud Rudolf Anschober.
Este endurecimiento en las medidas sanitarias responde a un aumento en los casos de Covid-19, por lo que también cerrarán la mayoría de sus comercios durante la semana de Pascua, del 1 al 6 de abril. Las autoridades explicaron que pretenden evitar una mayor propagación del virus, la sobreocupación en los hospitales y prevenir el colapso de sus unidades de cuidados intensivos.
¿Por qué optaron por un movimiento tan radical?
De las nueve provincias de Austria, esas tres están entre las más afectadas y tienen altos niveles de la variante británica más contagiosa del coronavirus, que ha estado causando casos graves más rápido y en mayor número.
El ministro Anschober ha hablado de la preocupación por un “colapso inminente” en las salas de cuidados intensivos del este de Austria si la tendencia de contagios no baja y dijo que las proyecciones recientes de los expertos eran tan alarmantes que era necesaria una acción tan fuerte para paliar esta pandemia.
En tanto, el resto de las localidades austriacas se mantendrán sin cambios y con medidas más laxas. En el momento de redactar a esta nota, el país centroeuropeo contaba con 526 mil 393 casos acumulados y un total de 9 mil 178 fallecimientos; Austria posee una población de poco más de 9 millones de personas.