Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera viven ¿el final de una telenovela mexicana”

Con el título “El final de una telenovela mexicana”, el periódico alemán Die Welt publicó un amplio reportaje sobre el doble escándalo que vive el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, por el caso de los estudiantes de Ayotzinapa y la lujosa casa que supuestamente compró con dinero propio su esposa Angélica Rivera.presidente-angelica-palco-quintanarroense

A continuación, el texto del reportaje:

Hasta hace unos días, los medios de comunicación mexicanos se interesaban en Angélica Rivera principalmente por dos preguntas: ¿Qué vestido y qué color de cabello lucirá hoy? La Primera Dama de México se destaca siempre por una vestimenta perfecta.

Por encima de todo, las revistas “del corazón” mexicanos suelen consentir a la mujer cuya vida irradia gala y glamour casi a diario. De hecho, es considerada la “Carla Bruni de México” y quizá sea la primera dama más hermosa del mundo.

Sin embargo, ahora en las páginas de esos medios predominan títulos nada agradables para la ex cantante y actriz de telenovelas. La esposa del presidente Enrique Peña Nieto es dueña de una lujosa propiedad de varios millones de dólares en la Ciudad de México y el hecho plantea varias interrogantes.

“El dinero proviene del propio patrimonio de la señora Rivera”, afirma la oficina del Presidente.

“Compró la casa antes de que el Presidente fuera electo, ha pagado el  30% del valor de la vivienda y ahora paga el resto en parcialidades”, agrega el comunicado.

Sin embargo, entre los mexicanos crece la duda. Se cuestiona si una ex actriz de telenovelas y cantante está en condiciones de financiar por su propia cuenta una casa de cinco millones de dólares.

Se trata de una lujosa propiedad en una zona elegante de la ciudad de México. La periodista Carmen Aristeguin fue quien puso el dedo en la llaga. De 50 años de edad, la comunicadora trabaja para la CNN y tiene su propia agencia de noticias. Es considerada una de las periodistas más profesionales del país y no tiene miedo de asumir riesgos.

Las revelaciones sobre la propiedad de la esposa del presidente se realizan en el momento menos oportuno, pues el país atraviesa sobre el escándalo de los 43 estudiantes considerados oficialmente desaparecidos.

Las protestas masivas y choques violentos dominan la atmósfera en un país con problemas. Los maestros de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, una institución educativa de izquierda, dicen que éstos fueron muertos y eliminados por una alianza siniestra de políticos locales, la policía y un cartel de la droga.

La vida política de la pareja Peña Nieto-Angélica Rivera, ridiculizada por los críticos como una pareja de telenovela en la campaña electoral de hace dos años, tiene en las últimas semanas un giro dramático hacia una realidad documental, con un guíon escrito por otros autores.

Los episodios de esta historia de telenovela han dado otro giro, con datos sobre la vida privada del Presidente y su esposa.

Ahora se sabe que la polémica propiedad fue construida por una constructora que pertenece al grupo Higa. Peña Nieto no incluyó esa casa en su declaración patrimonial, mientras que en entrevistas anteriores a las revistas “del corazón” su esposa dijo se trataba de un bien familiar.

Otra empresa del grupo Higa, Constructora Teya, era parte de un consorcio que se adjudicó el contrato para una línea de tren de alta velocidad entre Querétaro y la Ciudad de México, proyecto en el que también participaría una compañía china. Anteriormente, el grupo Higa tuvo contratos en el estado de México, cuando Peña Nieto era gobernador.

El gobierno de Peña Nieto decidió cancelar esa adjudicación, debido a que había elementos para objetarla, pues en la licitación no hubo competencia.

Las relaciones de la pareja presidencial con el grupo Higa son complejos, según concluye Carmen Aristegui. Durante la campaña, Peña Nieto recibió apoyo logístico de ese consorcio y por eso hay sospechas de tráfico de influencias.

Para Peña Nieto ha comenzado un conflicto en dos frentes, pues por un lado tendrá que buscarle una salida a la polémica de su Casa Blanca y por otro está el caso de los 43 estudiantes desaparecidos, que es un escándalo mayúsculo.

Peña Nieto ha anunciado una investigación integral y el enjuiciamiento de los responsables. El sacerdote Alejandro Solalinde, el activista de derechos humanos más conocido en México, que ya no cree en nada.

Sin embargo, señala que la información reciente que dio a conocer el gobierno mexicano es una “adaptación” a las necesidades electorales, para tratar de alejar la creencia de que se trata de un crimen de estado.

El padre Solalinde señala que entre los forenses argentinos hay dudas de que los restos encontrados en un basurero cerca de Iguala sean de los estudiantes. De ser cierto ese señalamiento, entonces el gobierno mexicano tendría que empezar las investigaciones de cero.

A esas irregularidades en las investigaciones del caso de los estudiantes, ahora se agrega la sospecha de corrupción por la compra de la mencionada casa. Se trata de dos casos que ponen contra la espada y la pared al Presidente, pues a un mandatario corrupto no se le cree, sin importar los resultados que presente la PGR en el caso de los 43 estudiantes.

Luego de que las protestas iniciaron sin una organización sólida y algún objetivo, de pronto los inconformes se topan con una meta específica: el derrocamiento de un presidente que a sí mismo se convierte en el objetivo a pesar del crecimiento económico y de grandes éxitos que tuvo inicialmente con la captura de importantes jefes del narcotráfico. El capítulo más importante y emocionante en la telenovela de Enrique y Angélica ha comenzado y el final está abierto.

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