Benito Juárez y Solidaridad representan el mayor peso electoral del Estado. Juntos aglutinan al 65% de los poco más de 1.088 millones de los empadronados por el Instituto Nacional Electoral.
Cancún, al que prácticamente quedó delimitado en su totalidad el municipio Benito Juárez, tiene exactamente a la mitad de los electores y Solidaridad, municipio también eminentemente urbano, al 15%.
Las características demográficas de ambos municipios son muy similares. En Cancún predomina la originaria de Yucatán, que se ha arraigado y en la Riviera Maya la porción mayor proviene de Chiapas, de donde es el polémico Filiberto Martínez Méndez, quien por la tarde de este jueves será ungido como flamante candidato a la presidencia municipal.
Tanto el PRI en Solidaridad, como el PRD en Cancún con Julián Ricalde Magaña, eligieron a viejos conocidos como sus abanderados a la presidencia municipal. Ambos, por cierto, tenían un comportamiento por lo menos rebelde.
Martínez Méndez, ampliamente cuestionado por presuntas irregularidades en la administración que encabezó de 2011 a 2013, en la que Solidaridad contrajo la mayor parte de su actual deuda y no concluyó obras que supuestamente se financiarían con los créditos, jugó siempre en contra de la línea institucional.
En su administración, Solidaridad no solo se endeudó, sino que las calificadores internacionales de riesgo pusieron al ayuntamiento en una lista negra de instituciones de gobierno sin credibilidad en el manejo de sus finanzas.
Ricalde Magaña también estaba enfrentado con los líderes del PRD e, incluso, renunció a su militancia, decepcionado, según dijo en su momento, de los partidos políticos, pero ahora vuelve a arroparse del alicaído instituto que siempre le dio cobijo.
Al igual que Martínez Méndez, Ricalde Magaña tiene su propia historia con el manejo del erario. Allí está por ejemplo el dinero que recibió de su antecesor, también perredista, Jaime Hernández Zaragoza, quien dijo que se trató del pago de un chantaje y también se puede mencionar la desaparición de $280 millones obtenidos de un crédito contratado por Gregorio Sánchez Martínez que iban destinados a obra pública que nunca se ejecutó, cuando el hoy virtual candidato de la coalición UNE era el responsable de esa área.
¿Por qué optaron sus partidos por postularlos nuevamente? Sólo las respectivas cúpulas lo saben. Quizá confían en sus dotes de operadores políticos, en la capacidad de control de masas que se les atribuye, pero ambas banderas se juegan todo, incluyendo la gubernatura, con ambos personajes como candidatos en dos municipios que serán determinantes en la gran elección.
Sin duda, los especialistas en publicidad política que contraten tendrán un enorme reto: ¿Cómo “venderán” un producto manido?
¿Se puede confiar en Filiberto Martínez, un auténtico ladino de la política quintanarroense? ¿Cómo le harán los publicistas para borrar los cuestionamientos públicos que recibió, incluso, desde el PRI, para ponerlo ahora como la mejor opción para Solidaridad?
En Cancún Ricalde Magaña tiene el dique que representa la eficiente labor del actual alcalde, Paul Carrillo de Cáceres. En contraste, en Solidaridad Martínez Méndez tiene el respaldo de la gestión de Mauricio Góngora Escalante, quien rescató al municipio del desorden financiero, de los baches y colocó a Playa del Carmen como otro producto turístico en el corazón de la Riviera Maya. Fili irá por más.
Platea
Martín de la Cruz Gómez, dirigente estatal de la CROC, criticó, se rebeló, manipuló a Leslie Berenice Baeza Soto para que renunciara como número dos del PRI estatal, todo por su inconformidad ante lo que ya se presumía desde hace varias semanas: la postulación de Filiberto Martínez como candidato del PRI a la presidencia municipal.
¿Pa’ que tanto trueno para una lloviznita? Otros lo dirían de otra manera.
Al final, él mismo hizo valla para permitir el libre paso de Filiberto Martínez, al ausentarse del examen que como requisito debían presentar los tres precandidatos que se inscribieron en el proceso interno. Al no acudir, el croquista se autodescartó.
Su poderosas razones tendrá. Como haya quedado su imagen ante la militancia priista y los propios croquistas, en especial de Benerice Baeza, eso ya es otra cosa que seguramente no le importa.
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