
Por Julio César Silva Cetina
En un país donde la inseguridad es el reto más importante, alarma no solo la falta de resultados en varias regiones, sino la renuncia tácita de muchos gobiernos municipales a enfrentar el problema.
A lo largo y ancho de México, los ayuntamientos han abdicado de una de sus más grandes responsabilidades: procurar seguridad a sus habitantes. Prefieren nadar de a muertito, entregar la estafeta a los gobiernos estatal y federal, y limitarse a simular con patrullas pintadas y discursos vacíos.
Pero en Playa del Carmen se eligió otro camino.
Este fin de semana, su presidenta municipal, Estefanía Mercado Asencio, dio un golpe sobre la mesa: una inversión sin precedentes de 1,200 millones de pesos en equipamiento de seguridad pública, una cifra que no solo coloca a su administración en la cúspide del compromiso con la ciudadanía, sino que supera por mucho lo que han hecho ciudades más grandes e incluso capitales estatales.
En los hechos se trata de una decisión política firme, una muestra de autoridad y de visión de Estado en el nivel municipal.
“Nosotros no venimos a simular”, afirmó Estefanía en su discurso. Y es cierto: mientras otros reparten culpas y administran el caos, en Playa del Carmen se actúa.
Con 350 mil habitantes, el municipio se puso a la cabeza a nivel nacional en inversión per cápita en seguridad: $3,428 pesos por persona.
Para dimensionar: Guadalajara, con más de 1.4 millones de habitantes, invirtió apenas 1,237 pesos por habitante en 2024. Y capitales como Villahermosa, Puebla o Campechese quedaron en 12, 150 y 40 pesos respectivamente.
La compra que entregó Playa del Carmen es tan grande que equivale a seis veces lo que ejercieron en todo 2024 las policías municipales de Ciudad Juárez o Puebla, ambas con mayores desafíos en términos de población y criminalidad. O si se quiere comparar a una escala mayor, representa el 33% del gasto total en seguridad pública del estado de Yucatán durante el año pasado.
Así se mide la apuesta de Estefanía y su valentía política.
Pero la estrategia no termina ahí. Porque mientras combate el síntoma con fuerza, también ataca la raíz del problema: otros 900 millones de pesos serán invertidos en infraestructura social, en espacios públicos, recreación y bienestar para las familias playenses.
Es decir, una visión integral de la seguridad que no solo previene el delito, sino que blinda el futuro.
Y todo esto, sin convertirse en una carga para el estado. Al contrario, Estefanía se suma al proyecto de transformación que encabeza Mara Lezama, quien ayer recordó con contundencia que no existen atajos para la paz, ni fórmulas mágicas, sino un camino de trabajo, coordinación e inteligencia.
La sinergia entre las dos mujeres más poderosas del estado se sintió en el evento, en el afecto mutuo que se profesaron y en la claridad de sus mensajes. Es una alianza institucional que suma, que construye, que no espera a que otros vengan a resolver lo que es responsabilidad propia.
Con esta inversión, Estefanía Mercado ha puesto la vara muy alta. No solo en Playa del Carmen, no solo en Quintana Roo, sino en todo el país. Su ejemplo debe sacudir a otras autoridades municipales, muchas de las cuales han preferido no tocar la papa caliente que es la seguridad.
La simulación ya no es opción. La ciudadanía necesita gobiernos valientes, decididos y con sentido de responsabilidad. Playa del Carmen ya dio el paso, ya se sumó al gobierno del estado. Ojalá se sumen más.