Una de las más efectivas promesas de campaña del presidente electo de Estados Unidos fue el retorno de millones de puestos de trabajo a territorio estadounidense. Para él, en Estados Unidos ya no se produce nada.
Donald Trump volvió a agitar las aguas de la economía mexicana, el pasado domingo 15, cuando el periódico alemán Bild publicó una entrevista al presidente electo de Estados Unidos, donde manifestó su intención de aplicar un impuesto de 35% a los autos que la automotriz alemana BMW produzca en la planta que planea construir en México para exportar al mercado estadounidense.
Trump ha dicho en varias ocasiones que países como México y China están despojando a los estadounidenses de una gran cantidad de empleos, sobre todo en el sector de la manufactura. Una de sus más efectivas promesas de campaña fue precisamente el retorno de estos puestos de trabajo a territorio estadounidense. Según el señor Trump, en Estados Unidos ya no se produce nada.
Las afirmaciones del señor Trump, como suele ocurrir, son poco ciertas o definitivamente falsas. Ya sea que desee mover los hilos de las relaciones internacionales o que desconozca los datos que muchas instituciones han divulgado sobre la producción manufacturera en Estados Unidos, las palabras del próximo presidente de Estados Unidos son erróneas: Estados Unidos produce hoy más que en mucho tiempo.
De acuerdo con The Financial Times, la producción manufacturera de Estados Unidos registró un crecimiento de 32% hacia el tercer cuarto del 2016 desde su peor nivel durante la crisis económica del 2008.
“El crecimiento registrado en la productividad de la manufactura estadounidense ha sido muy lento en los últimos años, lo que implica que la tecnología de la industria está estancada. Pero los fabricantes sugieren que hay más progreso en curso que el que muestran los datos”, explica The Financial Times.
Máquinas contra humanos
Pese a este sostenido crecimiento, el sector manufacturero estadounidense ha perdido cerca de 5 millones de puestos de trabajo, o 30% de su fuerza laboral, desde el 2000, según el diario británico.
Por ejemplo, la empresa automotriz General Motors, la cual acaba de anunciar una inversión de 1,000 millones de dólares y la creación de 5,000 empleos en Estados Unidos —lo que implicaría la desaparición de 450 trabajos en México—, da trabajo ahora a apenas un tercio de los 600,000 trabajadores que tenía en los años 70. Aun así, la compañía produce más coches y camiones que nunca, según información de Paul Wiseman, de AP.
Otro ejemplo ofrecido por Wiseman es el de la industria metalúrgica. Entre 1997 y el 2016, Estados Unidos perdió 265,000 empleos en la extracción y transformación de metales primarios, aunque la industria ha registrado un crecimiento de 38 por ciento en el mismo periodo.
De acuerdo con Allan Collard-Wexler, de la Universidad de Duke, y Jan De Loecker, de Princeton, citados por Wiseman, la mayoría de estos empleos no se perdieron debido al comercio internacional o a ventas inestables. “Los trabajos se desvanecieron debido al auge de una nueva tecnología: mini-molinos supereficientes que fabrican acero a partir de chatarra”, indica el artículo.
Según un estudio del Ball State University’s Center for Business and Economic Research, 88% de todos los empleos que se han perdido en Estados Unidos desaparecieron debido a la automatización de la manufactura. Esto quiere decir que sólo 12% de los empleos que se evaporaron en Estados Unidos en los últimos 15 años tiene relación con los acuerdos comerciales entre la Unión Americana y otros países, como México.
El costo operativo de una máquina automatizada o robot dentro de la industria manufacturera estadounidense es de 8 dólares por hora, lo que representa un tercio del salario que recibe un trabajador humano junto con sus prestaciones por hacer el mismo trabajo en menor tiempo, de acuerdo con Tom Ackerman de Al Jazeera.
“En 1980, hacían falta 25 empleos para generar 1 millón de dólares en la producción manufacturera en EU. Hoy en día, sólo se necesitan 6.5 puestos de trabajo para generar esa cantidad”, refieren Mark Muro y Sifan Liu del Instituto Brookings.
Los anuncios de Ford, FIAT Chrysler, Carrier y General Motors implican la generación de miles de empleos en Estados Unidos en los próximos años, igual que la desaparición de muchos trabajos en nuestro país, pero difícilmente el señor Trump podrá cumplir su promesa de llevar de vuelta millones de empleos a la Unión Americana si sólo atiende a la industria manufacturera, que cada vez precisa de menos trabajadores humanos y de más trabajadores automatizados.
“Los talleres automatizados e hiper-eficientes de la manufactura actual no le darán a Trump mucho espacio para cumplir con sus enormes promesas de recuperar millones de empleos para los obreros (…) Nadie debería tener la ilusión de que millones de empleos manufactureros están regresando a Estados Unidos”, explica Muro.
No obstante, para algunas personas, la automatización no puede ser el factor principal de la desaparición de millones de empleos dentro de la manufactura estadounidense.
Según Scott Andes, también analista del Instituto Brookings, “no hay correlación entre la adopción de robots y las pérdidas de puestos de trabajo en el sector manufacturero. Varios países que despliegan más robots en la fabricación que nosotros han perdido mucho menos trabajos del sector”.
Para Andes, la automatización genera empleos, no los hace desaparecer. Pero es muy complicado aun tener en cuenta todas las ramas en las que nuevos empleos surgen. Además, de acuerdo con el analista, la tecnología puede conducir a una mayor cantidad de empleos, debido a las nuevas industrias que brotan con la innovación.
“La nueva tecnología de automatización también democratiza la capacidad de los trabajadores de todos los niveles para crear valor”, explica Andes.
Estas palabras de Andes mantienen cierta correspondencia con un estudio del Pew Research Center, el cual indica que aunque “65% de los estadounidenses esperan que dentro de 50 años los robots y las computadoras ‘definitivamente’ o ‘probablemente? hagan gran parte del trabajo actualmente realizado por los seres humanos (…) la mayoría de los trabajadores piensa que sus propios trabajos o profesiones seguirán existiendo en 50 años”.
Para el analista del Instituto Bookings, es problemático atribuir a la automatización la responsabilidad por la pérdida de millones de empleos en el sector manufacturero en Estados Unidos. En principio, porque distrae a los gobernantes de los verdaderos problemas económicos que enfrenta el país; por el miedo a la innovación que esto fomenta y por la consecuente carencia de educación tecnológica a la que lleva este miedo. “¿Cómo podemos esperar que la economía tecnológica sea inclusiva si hacemos poco para preparar a todos para los empleos del futuro?”, cuestiona Andes.
¿Hay algún trabajo a salvo?
La pérdida de empleos en Estados Unidos ante la automatización de muchos procesos no sólo ha afectado al sector manufacturero. Aunque en menor medida, la innovación tecnológica ha llegado a sustituir a los seres humanos en muchos otras áreas productivas, como las telecomunicaciones y los servicios financieros.
“En 1964, la empresa más valiosa de Estados Unidos, AT&T, valía 267,000 millones de dólares (al tipo de cambio de hoy en día) y empleaba a 758,611 personas. El gigante de las telecomunicaciones de hoy, Google, tiene un valor de 370,000 millones de dólares, pero sólo tiene unos 55,000 empleados, menos de la décima parte de la fuerza laboral de AT & T en su apogeo”, afirma Dereck Thompson, de The Atlantic.
Apenas hace unas semanas, la compañía japonesa de seguros Fukoku Mutual Life Insurance anunció que despidió a 30 empleados para sustituirlos por un sistema de Inteligencia Artificial capaz de calcular con mucho más precisión y rapidez las cuotas de los seguros para cada cliente. De acuerdo con The Guardian, la compañía cree que este sistema aumentará la productividad en 30% y que verá un retorno de su inversión en menos de dos años.
De acuerdo con el periodista de The Atlantic, un estudio de la Universidad de Oxford publicado en el 2013 indica que los investigadores preven que las máquinas podrán realizar la mitad de todos los trabajos en Estados Unidos en las próximas dos décadas.
El señor Trump debería poner más atención a las máquinas dentro del ojo propio y no a los trabajadores de países ajenos.