Frente al sedentarismo, mantener una vida saludable, a través de la práctica deportiva, una buena alimentación y un descanso correcto a la larga facilita que vivamos más y mejor.
Así lo defiende la fisioterapeuta, entrenadora personal, y experta en nutrición deportiva Crys Dyaz, en una entrevista con Infosalus, quien destaca que en el caso concreto de la actividad física sobre la que es experta, ésta influye en todos los aspectos de nuestra vida, tanto en la parte estética, que tanto nos preocupa, como en nuestra salud a nivel general.
“Hacer deporte influye en nuestro equilibrio hormonal, en nuestros niveles de energía a la hora de afrontar nuestro día a día, en nuestras emociones, en nuestra salud a nivel general, esto nos reconforta a todos. Por eso, es conveniente unir hábitos de alimentación más sanos, junto con una actividad física activa, y un descanso adecuados, ya que nos prolongan la cantidad y la calidad de vida”, según afirma con motivo de la publicación de ‘Actívate y cambia tu vida’ (La Esfera de los Libros).
Así, la también exdeportista de élite de la selección española de natación lamenta que hoy en día haya tantos mitos en torno al ejercicio físico y sean muchas las personas que prefieren estar sentadas en el sofá viendo la televisión a practicar ejercicio.
“El ser humano busca excusas o tiene pereza y tiende a acomodarse. Entrenar es duro, da pereza y salir de tu zona de confort no es algo cómodo. Es clave encontrar a un profesional de la salud que sepa dirigirte hacia tus objetivos, sabiendo que los mitos que rondan en torno a la actividad deportiva no son reales”, señala Dyaz.
Con ello, la fisioterapeuta y también entrenadora personal enumera los principales mitos que rodean al ejercicio físico:
1.- PÉRDIDA DE GRASA LOCALIZADA: Habitualmente, en el caso de los hombres, estos prefieren perder grasa y volumen abdominal, y en el caso de las mujeres su preocupación gira en torno a la zona de las caderas y de los muslos, según plantea.
Aquí hay que tener en cuenta, según la experta, que el cuerpo no puede vivir sin la grasa, ya que es la encargada, por ejemplo, de funciones importantes como la reserva de agua, o el transporte de vitaminas, así como de parte de la protección de los órganos vitales, o sirve de fuente energética entre otras. No obstante, el problema surge cuando hay un exceso de ella.}
“No hay ninguna evidencia científica sobre la posibilidad de perder ese exceso de grasa de forma localizada, ya que cuando mediante el entrenamiento y una correcta alimentación conseguimos que nuestros niveles de grasa desciendan, esto se produce de forma general en nuestro organismo, no en esa parte del cuerpo que nosotros preferimos”, añade, a la vez que recuerda que el entrenamiento y la alimentación son dos factores clave para ello.
Según defiende, es un error suprimir las grasas de nuestra dieta y debemos incluirlas a diario, pero aquellas que sean ‘buenas’ o insaturadas, como por ejemplo el pescado azul, el aceite de oliva, el aguacate, las semillas, o los frutos secos.
2.- PESAS. Hay una creencia totalmente errónea de que los ejercicios con pesas van a hacer que nos pongamos musculosos. Nada más lejos de la realidad. “Incluir en nuestros programas de entrenamiento estos ejercicios de fuerza nos aportará beneficios como un aumento del metabolismo quemando más calorías en estado de reposo, una mayor pérdida de grasa, un incremento de la tonificación en nuestro cuerpo, una mejora en la salud cardiovascular, un aumento de la densidad ósea, reducción de los niveles de estrés, o mejora en la calidad del sueño”, agrega.
3.- GENÉTICA. ‘Yo no adelgazo porque soy genéticamente así’, “todos hemos oído o incluso dicho en alguna ocasión un comentario de este tipo con la convicción de que lo que decíamos era verídico cuando lo cierto es que no”, advierte Dyaz. Según resalta, está demostrado que la genética tiene cierta influencia sobre nosotros y nuestro cuerpo, pero implica un porcentaje mínimo dicha herencia genética.
4.- HUESOS ANCHOS. Otro de los mitos más frecuentes en torno a la actividad física y deportiva es el hecho de justificar la ausencia de avance en un objetivo de perder peso, por ejemplo, por tener los huesos anchos. “¡Qué error tan grande! Cuando nosotros realizamos un estudio antropométrico de nuestros pacientes calculamos, entre otras cosas, el porcentaje de grasa, de agua, y de masa muscular de cada uno de ellos. Este estudio nos ayuda a valorar el punto de partida del paciente, su evolución, o sus progresos durante un programa de entrenamiento!”, sentencia la exnadadora de élite.