Ciudad de México, 11 de marzo.- El bajo recuento de casos confirmados de infección por el nuevo coronavirus en México, que apenas se mueve en el país, está generando preocupación sobre la idoneidad de las pruebas en el país y si el gobierno está haciendo lo suficiente para prepararse para una epidemia.
Solo se han confirmado ocho casos de COVID-19 desde que se informó el primero el 28 de febrero. México también está monitoreando 37 casos posibles, informó el martes la Secretaría de Salud. En comparación, Brasil, donde se confirmó el primer caso dos días antes que el de México, ahora ha confirmado 37 casos y sospecha otros 876.
El brote fue declarado una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) este miércoles, ya que los casos mundiales superaron los 120 mil y las muertes superaron los 4 mil 300. Los países aún tienen la oportunidad de alterar el curso de la pandemia, indicó la OMS, instando a los gobiernos a intensificar los esfuerzos de contención mediante pruebas, rastreo y aislamiento.
Hasta el martes por la noche, la Secretaría de Salud apuntó que había realizado 278 pruebas.
“Estoy preocupado por la falta de pruebas de diagnóstico”, comentó Francisco Moreno, especialista en enfermedades infecciosas y jefe de Medicina Interna en el Hospital ABC de la Ciudad de México. “Si México tiene casos no detectados circulando, la propagación de la enfermedad será brutal”.
México ha decidido en gran medida no implementar esfuerzos de contención. Los aeropuertos no seleccionan a los viajeros de países con un gran número de casos y no se han cancelado grandes eventos públicos. Los que trabajan desde casa lo hacen principalmente de acuerdo con las políticas regionales de sus empleadores corporativos multinacionales.
“Tenemos los mejores expertos en la materia”, afirmó este miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia de prensa matutina. “Aún tenemos el mismo número de casos confirmados y, afortunadamente, no ha habido pérdida de vidas. No estamos ocultando información a la población”.
Los casos en Corea del Sur, donde se realizaron casi 200 mil pruebas, habían mostrado signos de disminución antes de que un nuevo foco de infección fuera ubicado esta semana y aumentara el temor de otro brote. El país ha estado realizando evaluaciones a las personas a un ritmo más rápido que el resto del mundo, lo cual parece haber permitido la detección temprana de casos y mantenido las tasas de mortalidad por debajo del promedio. Moreno dijo que México debería seguir su ejemplo a pesar de los fuertes recursos que requerirán las pruebas.
“Necesitamos copiar lo que otros países están haciendo en la detección temprana de la enfermedad”, apuntó Moreno. México “parece estar esperando a que el problema comience antes de tomar medidas. Y mi temor es que cuando crezca, estaremos lejos de poder contenerlo”.
Hasta ahora, México solo ha estado haciendo pruebas de detección en personas que tengan una conexión directa con alguien que haya viajado a países de alto riesgo, o que ha estado en contacto con un caso confirmado de infección, explicó Alejandro Macías, el excomisionado nacional para la influenza en México durante el brote de H1N1.
“Sería una buena idea bajar el listón para hacer las pruebas”, comentó en una entrevista. Si bien Macías duda que exista una epidemia no detectada en el país, porque los hospitales verían los casos, “es probable que hayan omitido algunos de estos y continúen haciéndolo si no aumentan las pruebas”. (Fuente: Bloomberg)