Desde Los Pinos se pactó la entrega del gobierno de Quintana Roo al Partido verde. Pero el resultado de las elecciones del cinco de junio frustró ese plan urdido para entregarle todo Quintana Roo al Niño Verde y socios.
Si Mauricio Góngora hubiera ganado, el PRI de todos modos se hubiera ido a la lona, porque inmediatamente después de su hipotético triunfo el compromiso para obtener la candidatura fue renunciar al PRI y afiliarse al Verde. Ese fue el pacto secreto.
El malévolo proyecto se armó en Los Pinos, con el Niño Verde, en la secretaría de Gobernación, con Roberto Borge y con Manlio Fabio Beltrones. “Va Mauricio en alianza con el Verde y el Panal, pero después de su triunfo renuncia al RI y se afilia al Verde”, dice el memorándum.
El plan era entregarle Quintana Roo al Verde, además de Chiapas. Ya todo estaba listo. Por eso, cuando al filo de las 10 de la noche del domingo cinco de junio, las cifras le daban un irreversible triunfo a Carlos Joaquín González, el Niño Verde le gritó al entonces gobernador Roberto Borge que él era el causante de la derrota.
El Niño Verde estaba enfurecido. Manoteaba. Se mesaba los cabellos. Pensaban que en los tribunales podía revertir la victoria de la coalición PAN-PRD. Pero los números eran implacables. No había nada que hacer.
Y luego la estocada final fue cuando el PRI-Verde perdieron la presidencia de la Gran Comisión del Congreso del Estado. Esto fue la destocada final. El Niño Verde se había reunido con los diputados de su alianza y les dijo: “De ahora en adelante el que manda soy yo. A mi me van a obedecer. Yo voy a decir lo que van a hacer”. Los diputados del PRI, ciertamente acostumbrados a la disciplina férrea de su partido, no podían, sin embargo, dar crédito a tanto insolencia. Incluso la diputada Leslie Hendricks se asustó al escuchar tamaño despropósito. No podían creer que el nuevo jefe del PRI fuera el Niño Verde.
Por eso el dueño del Verde fue a la clínica donde estaba internada Candi Ayuso Achach a gritar y a patear la puerta de su habitación donde estaba sedada, para pretender obligarla a ir al Congreso a votar por Raymundo King para la presidencia de la Gran Comisión.
El Niño Verde caminaban por los pasillos del Congreso y gritaba como energúmeno. La ciudadanía frustró el cinco de junio el plan de entregarle Quintana Roo al Verde.
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