En medio de la grave situación sin precedentes que se vive en Quintana Roo, de hechos violentos registrados en los últimos días, lo que la ciudadanía pide es volver a caminar y realizar las actividades del día a día en la calma que por muchos años había permanecido en nuestro querido Estado y lo que menos quiere es escuchar jaloneos políticos sino ver resultados.
Las familias de quienes perdieron la vida en los hechos ocurridos en Playa del Carmen y Cancún podríamos asegurar que lo que desean es justicia, no arrebato partidista y diferencias políticas.
Versiones oficiales, discursos, mensajes al pueblo quintanarroense se han difundido en donde se han pronunciado todo tipo de datos y citas textuales mencionando posibles líneas de investigación, hechos ocurridos y hasta dejando entrever quien “presuntamente” tiene la culpa, porque a alguien hay que echársela…
Todo tipo de planteamientos etiquetando incluso que pudieran estar inmiscuidos políticos quintanarroenses pero en ningún momento se ha afirmado por parte de las autoridades lo evidente, la responsabilidad y autoría del crimen organizado, las cosas por su nombre.
Ya que tocamos ese punto, las cosas como son, no es valido lanzar piedritas y que estas reboten hacia el pasado. Los hechos ahí están, un sector sumamente cuidado y gratificado en la administración del gobierno anterior fue el TURISMO y si alguien protegió y luchó porque los warning no afectaran a Quintana Roo y se especificara que la entidad era libre de violencia fue Roberto Borge Angulo.
Los conflictos delincuenciales que han dejado hechos indeseables, son únicamente responsables de asumir el fallo o solución las instituciones. Y los ciudadanos no tienen otro objetivo que no sea el recuperar la paz social.
Así que lo único que sacará a Quintana Roo de este amargo momento es el trabajo y la coordinación, nunca la confrontación, fuera simulaciones y tirar la piedra para luego esconder la mano.
En el ojo del huracán
¿Dónde estaba el Secretario de Gobierno?
El tiempo pasó y pasó dándole manga ancha a la especulación el pasado martes, la mentira, el rumor y la incertidumbre de las redes sociales y los oportunistas e irresponsables de difundir información falsa creando pánico.
Lo que la ciudadanía dentro y fuera de Quintana Roo quería era escuchar de las autoridades qué había pasado a las afueras de la fiscalía de Cancún, si era o no era seguro transitar por la ciudad y que de todo lo que se dijo era cierto o falso.
El presidente municipal de Benito Júarez Remberto Estrada fue el primero en salir a redes a señalar que se estaba trabajando coordinadamente y sobretodo con un mensaje para tranquilizar a la población.
Así paso el tiempo hasta que apareció la versión oficial de la Secretaría de Seguridad Pública y al final de la jornada la que por obviedad tendría que ser en ese punto del día, la del gobernador del Estado.
Si hay que darle paso a la razón, hay protocolos de seguridad que seguir pero ante tanta inseguridad que se seguía creando de celular a celular era obligado que el segundo a bordo y el segundo personaje que se supone es el más informado saliera a decir al menos la palabra “calma”.
Francisco López Mena no figuró hasta la mañana siguiente en entrevistas con algunos medios de comunicación. Y por si no bastara con el silencio hecho, este mutis volvió a ser el protagonista este jueves durante el bloqueo en el tramo carretero Chetumal-Carrillo Puerto por campesinos de Bacalar.
11 horas sin saber nada de quien debiera manejar la política interna y debiera estar anticipado ante los hechos para evitar caos como el que se suscitó dejando la tarea de “negociación” a quien el protagonismo, la labia y el enredo no se le da, Miguel Ramón Martin Azueta, jefe de la Oficina del gobernador ahora con funciones de secretario de Gobierno.
Novata e indefensa la política interna de Gobierno, en donde la supuesta cabeza de la SEGOB quedó cual novato y quien saliera al quite demostrado quedó sus tiempos de encantador de serpientes y de choro se quedan muy atrás.
Lo que las copetudas cuentan
Y se llenan los corchos de avisos en las zonas de recepción de algunas dependencias de oficios y oficios y más oficios con más y nuevas disposiciones para los empleados de gobierno.
Nos cuentan que en algunas dependencias han dispuesto que de ninguna manera podrá ser utilizado el teléfono celular en horas de trabajo, totalmente restringido y de hacerlo se enfrentarán a faltas administrativas.
Son instituciones públicas o el CERESO o penal de máxima seguridad para disponer del uso de un equipo que no es propiedad de la instancia, ¿Acaso quienes disponen las medidas pondrán el ejemplo y volverán al uso de fax o teléfono de monedas?
O en una de esas hay palomas mensajeras de antaño dispuestas a llevar mensajes, con estas actitudes al rato no tardarán en colocar bloqueadores de señal como en una cárcel, ocupándose de nimiedades cuando hay realmente cosas importante por hacer, que hostigar a los trabajadores y perder el tiempo en jugarle al capataz.
Como dijera la tía Jovita
“Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo”
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