Julio César Silva Cetina
Desde el Palco
Fernández Noroña y el PT
Hay circunstancias que exigen una tolerancia máxima a la ambigüedad, pero el Partido del Trabajo, legalmente extinto tras los resultados electorales del 7 de junio pasado y Gerardo Fernández Noroña, uno de sus frustrados ex candidatos a diputados plurinominales que no alcanzaron esa posición porque el organismo no conservó el registro, rebasan cualquier límite.
Y es que ¿Cómo podemos procesar la ambigüedad que se produce cuando por un lado los líderes del PT presumen la supuesta virtud de ser los únicos que no apoyaron las reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto y, por otro lado, en aras de buscar de la forma que sea mantener el registro acordaron alianzas electorales con el PRD y PRI, que sí apoyaron las iniciativas presidenciales?
¿Cómo entender a Fernández Noroña cuando cuestiona la efectividad de las reformas, lanza ofensas contra los gobernantes, pero olvida cuestionar a los dirigentes de su partido que durante 25 años se repartieron y manejaron sin transparencia las prerrogativas electorales, federales y estatales que durante ese período sumaron más de $6,000 millones de pesos?
Desde luego que los electores que tradicionalmente votaban por ese partido político ya no pudieron procesar tal ambigüedad y decidieron abandonarlo y con esa acción condenarlo a la extinción, una desaparición que solo lamentan los propios petistas porque se les fue su única forma de vida.
El escándalo mediático y el vandalismo son la divisa de Fernández Noroña, un personaje que más que político es un agitador profesional. Esa es su forma de vida, se renta a quienes están interesados en generar un clima de desestabilización y cumpliendo ese “trabajo” estuvo el sábado pasado en Cozumel, donde trató de interceptar al gobernador Roberto Borge Angulo y ante él armar uno de sus “sketch”, como lo ha hecho en la Cámara de Diputados, en las puertas del Palacio Nacional cuando llegaba el entonces presidente Ernesto Zedillo.
Quintana Roo ha padecido por los disturbios de Fernández Noroña. En 1997 trató de evitar la inauguración de una convención de banqueros en el Centro de Convenciones e, incluso, el ex perredista fue encarcelado junto con otros de sus compañeros que trataron de impedir que Zedillo Ponce de León ingresara al inmueble.
Aunque Fernández Noroña fue encarcelado unas horas, las consecuencias no se pudieron evitar, pues los banqueros decidieron no regresar con su evento más importante a Cancún.
La nueva presencia del petista en Quintana Roo responde a motivaciones políticas que tienen que ver con el proceso sucesorio en ayuntamientos, Congreso y gubernatura y para ello Fernández Noroña y sus patrocinadores pretenden usar como pretexto la marina que desde la administración de Felipe Calderón Hinojosa construye el gobierno federal, como parte de un proyecto que fortalecerá a Cozumel como destino turístico.
Agotado el proyecto del PT, Fernández Noroña busca nuevas formas de vida y vuelve a sus inicios como agitador. Si en verdad le interesara defender los recursos de la sociedad y promover un mejor uso de los impuestos, debería montar su campamento en las oficinas de su partido y exigir cuentas a Alberto Anaya y los otros ocho “camaradas”, como les gusta que les llamen, que regentearon esas siglas y usufructuaron más de $6,000 millones de pesos en 25 años.
Platea
El Gobernador identificó a los regidores cozumeleños Ramón Escalante, del PRD y Fernando Salazar, ex priista declarado independiente, como los patrocinadores de Fernández Noroña. ¿Quién estará detrás de esos ediles? ¿De dónde proviene el dinero que utilizan para sus fines?
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