Qatar, 1 de marzo.- Estados Unidos y el talibán firmaron ayer un acuerdo histórico en Doha que pone fin a 18 años de guerra y que allana el camino para la retirada de las tropas estadunidenses.
Con esto deberán iniciar unas negociaciones de paz entre insurgentes y gobierno.
Entre aplausos y gritos de “Allahu Akbar” (“Dios es el más grande)” de algunos asistentes, el negociador estadunidense, Zalmay Khalilzad, y el jefe político de los talibán, Abdul Ghani Baradar, rubricaron el texto en la capital qatarí en presencia del secretario de Estado, Mike Pompeo, y de representantes de unos 30 países.
Fue la conclusión de año y medio de complicadas negociaciones. John Bolton, el exasesor de Seguridad Nacional estadunidense, calificó al acuerdo de “inaceptable”. El presidente Donald Trump reviró:
“Nadie debería criticar este acuerdo después de 18 años”.
Con la firma del acuerdo, Washington se compromete a comenzar a retirar sus tropas de territorio afgano. Trump dijo que la salida estadunidense comenzará “inmediatamente”.
Todo ello está condicionado a que el talibán cumpla sus compromisos, ponga fin a sus ataques y comience las negociaciones con el gobierno, previstas, según el texto, el 10 de marzo, probablemente en Oslo.
Como muestra de buena voluntad de todas las partes, hasta “cinco mil prisioneros de los talibán y mil prisioneros del otro lado (fuerzas afganas) serán liberados coincidiendo con el inicio de las negociaciones afganas”, reza el acuerdo.
“Si los términos del pacto se respetan “nosotros y el resto de la comunidad internacional reunidos aquí estamos dispuestos a (hacer) gestos recíprocos”, afirmó Pompeo.
“El talibán no autorizará a ninguno de sus miembros, a otros individuos o grupos, como por ejemplo Al-Qaeda, usar el territorio afgano para amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados”, dice el texto.
Afganistán se convirtió en la base de Al-Qaeda tras la victoria del talibán en 1996, y a partir de ese territorio, la organización que lideraba Osama bin Laden orquestó los atentados del 11 de septiembre de 2001, que precipitaron la guerra y la invasión por parte de Washington y sus aliados.
Alrededor de 60 mil civiles afganos han muerto en este conflicto, según la ONU, además de mil 900 militares estadunidenses.
Desde que fueron expulsados del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, tras los atentados de 2001, los talibán han librado una guerra de guerrillas.
Para Robert Malley, presidente de la organización de prevención de conflictos International Crisis Group, “ningún acuerdo es perfecto”, pero el firmado ayer en Doha, Qatar, “representa una sólida esperanza para avanzar hacia el fin de una guerra que ha durado casi dos décadas”.
El acuerdo de Doha es un “importante primer paso hacia un proceso de paz global”, dijo la Unión Europea. “No hay que perder esta oportunidad”, agregó.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, reconoció que “el progreso en las negociaciones de paz ha desembocado en una reducción de la violencia y asfaltado el camino para la negociación entre un equipo nacional afgano y los talibán para alcanzar un acuerdo integral de paz”.