La fosfina (PH3) es un gas generado por la degradación de materia orgánica, que por su naturaleza es altamente toxica e inflamable al entrar el contacto con la humedad del aire, y capaz de intoxicar, lesionar o afectar a quien la inhale al grado de la muerte, ya que al respirarla los pulmones producen ácido fosfórico, causando ampollas y edema interno.
El fosfuro de hidrogeno, como también es conocido, es un derivado de procesos geoquímicos, (compuestos que conforman a la Tierra como rocas, el suelo, los sedimentos y el agua) utilizado para la creación de fumigantes que favorecen a la producción agrícola y para el control de plaga de roedores.
Sin embargo, desde que el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) detectó 205 casos de enfermedades o lesiones por fumigantes de PH3, se activaron las alarmas de su peligrosidad, en la que trabajadores agrícolas, médicos y personal sanitario son los más expuestos.
Sobre el tipo de trabajadores afectados, NIOSH estimó que “51 de los 205 casos (24.9%) ocurrieron en personas que aplican fumigantes; y 154 (75.1%) fueron exposiciones en personas que no los aplicaban (espectadores o trabajadores que no manejaron directamente los fumigantes)”.
De entre los aplicadores directos, dos de ellos se lesionaron mientras que los fumigantes de fosfuro espontáneamente se encendieron o explotaron, quienes reportaron quemaduras de la cara, pérdida de pelo, una pierna rota, cortes y un tímpano perforado, informó la agencia de salud en su estudio “La prevención de intoxicación y explosiones por fosfina durante la fumigación”.
Entre los síntomas más frecuentes entre las personas estudiadas se ubicaron tensión del pecho, dolor de cabeza, mareo, y náuseas. La descripción del olor de la fosfamina, otra manera en que es nombrada, varia dependiendo de la cantidad de su concentración, por ejemplo, 0.3 partes por millón (ppm) es percibido como un pez en estado de putrefacción. Otras personas lo describieron como parecido al olor al ajo, o incluso otros cuantos determinaron que su olor era imperceptible, lo que los expertos atribuyeron a los efectos de la fatiga olfativa.
Según una guía de advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en contra de los efectos de la PH3, reacciona violentamente con aire, oxígeno, oxidantes tales como óxidos de cloro, óxidos de nitrógeno, nitratos metálicos, halógenos, lo que genera peligro de incendio y explosión.
La detección de una posible exposición al gas fosfina es que irrita las membranas mucosas, luego de ser absorbida, puede dañar las membranas celulares y las enzimas, fundamentales para el buen funcionamiento de la respiración y el metabolismo. Por los que los expertos advirtieron que debe evitarse todo contacto y recomendó a aquellos que se ven obligados a trabajar con este tipo de gas, tomar en cuenta los límites de exposición laboral, publicados por la OMS, en la que califican de 0.05 a 0.15 pmm como “no clasificado como cancerígeno humano”.
Entre otras de las recomendaciones de los especialistas se ubican no comer, ni beber, áreas donde se usan los fumigantes de fosfuro, del mismo modo que no debe de fumarse; lavarse las manos y la cara antes de llevar a cabo cualquiera de estas tres prácticas.