Como en cualquier relación, más en la política; las fricciones, desacuerdos, presiones y demostrar quien manda, en el matrimonio llamado “Juntos Hacemos Historia por Quintana Roo”, formado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)-Partido Verde Ecologista de México (PVEM)-Partido del Trabajo (PT), fueron evidentes este fin de semana.
La primera fricción fue por las tarjetas “Mujer es vida”, que reparte la Secretaría del Bienestar en Quintana Roo, cuyo titular es Pablo Bustamante Beltrán, y que un porcentaje de estas micas fueron impresas en color verde, no guinda. Eso dio motivo no solo para que la oposición interpusiera su queja ante los órganos legales correspondientes, sino que la propia dirigente de Morena en el Estado, Johana Acosta Conrado, acusó a su aliado, el PVEM, de querer imponer como candidato a la presidencia municipal de Benito Juárez (Cancún) el próximo año, a Pablo Bustamante.
Es lógico, pues Morena tiene como preferida a ese puesto de elección popular a la diputada federal Anahí González Hernández; aunque hay que decirlo con claridad, en ese tenor, Marybel Villegas Canché lleva las preferencias en las encuestas.
El otro desaguisado entre este ‘matrimonio’ ocurrió en Tulum, cuando de manera simultánea Morena y el PT realizaron eventos masivos; los morenos para la toma de protesta a mujeres y hombres que conformaron los 65 Comités de Defensa de la Cuarta Transformación en el Municipio, aunque le la militancia local del Trabajo le había solicitado a sus aliados esperar, pues la presencia de su aspirante a la Presidencia de la República, Gerardo Fernández Loroña tendría su mitin informativo, pero no quisieron, como para demostrar quién manda en el noveno municipio.
Así las cosas, en esta alianza política que parece sus intereses comunes han cambiado, para anteponer los intereses partidistas. Lo único que sé, es que desde el centro del País vendrá la orden para armar las planillas y las fórmulas que habrán de competir en el 2024. Al tiempo…
SASCAB
Reflexionaba con un compañero dedicado a los medios de comunicación la manera en la que hemos denigrado este noble oficio (o profesión); pues ahora resulta que tiene más mérito quien vende su pluma al menor postor a aquel que ha pasado cinco (o tres) años en la Universidad aprendiendo sobre la manera de comunicar.
Es hasta humillante que “periodistas” (porque ahora así quieren llamarse todos) que no saben ni redactar una nota, buscar un contexto o darse sustento a su “investigación”, estén en una mejor posición (hasta social) que los que sí estudiaron la carrera. Esto solo se debe a una pequeña gran diferencia, que los primeros no tienen ni un ápice de conciencia moral y del significado de comunicar, por eso venden su medio y pluma al mejor postor; y los segundos son todo lo contrario.
En los 2000 dejábamos claro que la compra de publicidad en un medio de comunicación no implicaba impunidad; ahora parece que es todo lo contrario, ya no venden publicidad, venden complicidad. Ahí se las dejo…