El Gobierno afgano y el segundo grupo insurgente del país, el Hezb-e-Islamic (HIA, Partido Islámico de Afganistán) firmaron hoy un acuerdo de paz en Kabul, cuatro meses después de que este grupo anunciara su decisión de suscribir el pacto.
El acuerdo, cerrado tras dos años de negociaciones formales e informales, fue firmado por el asesor de Seguridad Nacional, Hanif Atmar, y Muhammad Amin Karim, representante del HIA, grupo liderado por el polémico señor de la guerra y ex primer ministro Gulbuddin Hekmatyar, con vínculos con los talibanes y la red Al Qaeda.
El acuerdo que se firmó en su etapa inicial hoy permitirá el regreso de Hekmatyar a Kabul, que hará una firma formal junto al presidente, Ashraf Gani.
Atmar indicó que esperan que los dos líderes “puedan suscribir el acuerdo pronto”.
El pacto, que cuenta con tres capítulos y 25 artículos, supondrá la “amnistía” para las actividades del grupo insurgente durante los últimos 14 años, compromete al Gobierno a la repatriación “digna y sustentable” de las familias de HIA y la liberación de prisioneros que no hayan cometido crímenes.
Por su parte, el HIA acepta la Constitución afgana y desmovilizar todos sus grupos armados, acabando con su actividad militar y armada en el país.
Además, Atmar señaló que el HIA se compromete también a “cortar todos sus lazos con grupos terroristas y extremistas”, particularmente aquellos involucrados en la lucha contra el Gobierno afgano.
El representante del Gobierno destacó que la comunidad internacional ha apoyado este acuerdo y ha prometido ayudar a Afganistán a retirar las sanciones contra el HIA y facilitar la situación para que este proceso pueda ser completamente exitoso.
“Tras la firma final, inmediatamente daremos pasos para eliminar las sanciones contra los miembros de Hezb-e-Islami”, dijo.
El vicepresidente del gubernamental Alto Consejo para la Paz, Habiba Surabi, indicó al dar lectura a un comunicado conjunto que el “el proceso de paz fue completado de manera exitosa, y firmado por las dos partes hoy”.
El pacto con el HIA es el único progreso que ha logrado el Gobierno en su intención de llevar a los actores del conflicto armado afgano a la mesa de negociación y a un proceso de paz que acabe con años de conflicto.
El Grupo a Cuatro, que Afganistán forma junto a Pakistán, China y Estados Unidos, lanzó a finales del año pasado una iniciativa para trazar un plan de paz que ponga fin al conflicto que comenzó en 2001 con la invasión estadounidense y la caída del régimen talibán, una opción que este último grupo armado ha rechazado reiteradamente.