Cancún, 16 de octubre (Gilda Piña) El Gran Acuífero Maya que se compone de más de 7 mil cenotes, se encuentra en peligro debido a la contaminación que se genera por el desarrollo urbano, es por ello que se realizan estudios en las zonas impactadas para hacer comparaciones con las que han sido tocadas por la urbanización.
Estas observaciones que se están realizando y que se conocerán el próximo año miden el impacto que se ha tenido en el extenso cuerpo de agua ante el crecimiento acelerado de la región, al contrastar zonas impactadas en las que por ejemplo, se ha construido el Tren Maya con las que aún no lo están, manifestó el arqueólogo y director del proyecto, Guillermo de Anda Alanís.
“Es tan grande que todavía tenemos zonas que están preservadas, recordemos que involucra a Yucatán, Quintana Roo y Campeche y es importante mencionar que cualquier construcción en una zona como Cancún, son cenotes que se rellenaron y ahora estamos adaptados a vivir en esa nueva realidad”, destacó el investigador.
La extensión del acuífero en la Península de Yucatán es aún desconocida, pero tan solo entre los municipios de Cancún y Tulum, hay, como mínimo, más de dos mil kilómetros de una extensa red de cuevas inundadas, cenotes y pasajes cavernarios.
Este sistema único en el planeta, resultado de fenómenos geológicos de millones años, sin embargo, como todo recurso natural, se ve amenazado con las actividades humanas relacionadas al cambio climático.
En este acuífero que se encuentra debajo de la selva maya con más de 7 mil cenotes, la problemática se pueden filtrar elementos nocivos como el cadmio, el mercurio o el arsénico, altamente tóxicos para la salud humana y para los microorganismos acuáticos.
Y es precisamente a la interconexión de estos cuerpos de agua que los daños ocasionados en algunos de ellos se vean reflejados en otros a cientos de kilómetros de distancia.