Ya se ven las primeras consecuencias de los incidentes violentos en el Capitolio. Bancos y tecnológicas han paralizado, al menos momentáneamente, una tradición muy arraigada en el sistema del país norteamericano
El gigante financiero Goldman Sachs se convirtió en estas horas en la última de las grandes compañías estadounidenses en anunciar que dejará de financiar a políticos a la luz de los incidentes violentos ocurridos la pasada semana en el Capitolio, en el marco del acto formal de reconocimiento de los votos que otorgaron la victoria de la presidencia de Estados Unidos a Joe Biden.
Las acciones de Goldman Sachs alcanzarían a ambos partidos, pese a que distintos medios han reportado que el enojo está dirigido particularmente hacia el presidente saliente Donald Trump y los senadores republicanos que votaron a favor de desconocer los resultados de la elección del 3 de noviembre.
No obstante, las compañías tradicionalmente colaboran financieramente con demócratas y republicanos, por lo que sería extremadamente raro que comiencen a financiar sólo a uno de ellos.
Durante el fin de semana se conoció que otros gigantes de la banca como JP Morgan y Citibank también pondrían en pausa su política corporativa de aportar dinero a las campañas políticas de ambos partidos.
En un memo circulado entre todos sus empleados, Citigroup explicó las razones por las cuales durante el primer trimestre de 2021 no harán contribuciones a candidatos políticos, partidos o grupos de apoyo –conocidos como PAC-.
“Queremos estar seguros de que no estamos apoyando candidatos que no respetan las leyes”, indica un párrafo del documento. De acuerdo con el citado memo, el comité de donaciones políticas de Citigroup asegura realizar contribuciones monetarias con candidatos que “se comprometen con un sector de servicios financieros estable que permite un crecimiento económico sostenible”. Según los records, en 2019 donaron USD 1.000 a la campaña de Josh Hawley, uno de los senadores que lideró en la cámara alta la campaña de descrédito de los resultados presidenciales.
La compañía de tecnología, Stripe Inc, por su parte, anunció que no procesará pagos en la página web de la campaña del Presidente Trump como consecuencia de la violencia del pasado miércoles.
Esta empresa se encarga de procesar los pagos con tarjetas de crédito de millones de empresas que generan ventas en línea, incluido el portal de la campaña del presidente Trump, que tiene una pestaña de donaciones a través de la cual se reciben millones de dólares. Entre las regulaciones de Stripe Inc. se establece que no aceptarán dinero que termine incitando la violencia. Ahora están invocando esta cláusula para dejar de procesar las donaciones para el presidente.
De todas formas es altamente improbable que las grandes corporaciones se retiren indefinidamente del financiamiento político, una de las principales tradiciones en el país. La mayor parte de los expertos creen que estos anuncios tienen que ver con una suerte de golpe de efecto que volverá a la normalidad en la primavera boreal. Los propios líderes de estas compañías han dado indicios de que piensan volver contribuir en el futuro.
“El foco de los líderes empresariales, los líderes políticos y los líderes cívicos en este momento debe ser gobernar y otorgarle ayuda a quienes la están necesitando desesperadamente. Habrá mucho tiempo para hacer campaña en el futuro”, declaró Peter Scher, miembro directivo de JP Morgan.
“Nuestra intención es hacer una pausa en las contribuciones políticas durante un trimestre, hasta que ocurra la transición presidencial. Confiamos en que el país superará estos momentos y saldrá fortalecido y unificado”, decía por su parte Candi Wolff, directiva de Citigroup y una veterana del Senado y de la administración de George W. Bush.