Hasta Tinder quiere copiar a Snapchat

El proceso de salida a bolsa de Snapchat va a ser uno de los más largos y cuesta arriba de la historia. Y por si el riesgo implícito de la compañía por su falta de consistencia no fuese suficiente, a eso se le unen las copias que le van saliendo por el camino según pasan los meses.

Snapchat, una red social que vive única y exclusivamente del vídeo ha dado la llave mágica a otras que empezaron dedicadas a otras cuestiones. Ellos lo popularizaron, lo hicieron vital y necesario para muchos y otros, que habían vivido de fotos hasta la fecha, sólo tuvieron que subirse al carro. La opción de vídeo no tardó en contagiarse a Instagram, Facebook o Twitter y, al poco tiempo, el modelo de historias de Snapchat pasó a la red social de fotos –el salto a Facebook no se hizo esperar por aquello de que pertenecen a la misma familia–.

Ahora, Tinder, la aplicación de ligues por excelencia, también se suma a la era de los vídeos y las historias efímeras. O al menos lo quiere hacer en un futuro cercano. No porque hayan publicado su plan como compañía –es ya conocida la tradición de Tinder, al igual que sus compañeras del sector, de no publicar nada que sea sensiblemente interesante para la competencia–, la cuestión es que la empresa líder de Match Group ha adquirido Wheel, una startup dedicada precisamente a la creación de vídeos e historias. El precio no se ha hecho público, pero el equipo de la recién adquirida se ha sumado a las filas de Tinder en puestos de innovación; lo que apunta a una clara apuesta por la inclusión de la tecnología de vídeo en las opciones de perfil y chat privado de Tinder.

Sería quizá, el punto que le faltaba a Tinder. La idea de añadir una modalidad de vídeo no mejoraría los resultados de matches en la aplicación, ni las probabilidades de ligue, pero seguramente sí consigue lo que cualquier aplicación que se precie, y que vive en gran medida de la publicidad, quiere: que los usuarios estén más tiempo dentro. Atraerlos con nuevas opciones cada vez más sofisticadas que, en ese caso, implican un “morbo” añadido a la cuestión. Los beneficios financieros para Tinder son palpables a medio plazo: más usuarios atraídos por el modelo, más anunciantes atraídos, más dinero, más ingresos y mejor valoración. Todo un círculo vicioso.

Básicamente, la actividad de Wheel se centra en hacer lo mismo que Snapchat; con algunas pequeñas diferencias de software y experiencia de usuario. O al menos lo hacía.

Intentaron tener éxito en un negocio que pronto se comió la empresa del fantasma. Por aquel momento sólo había espacio para un jugador dedicado al vídeo. Mucha oferta y casi ninguna demanda, primero había que convencer al público de las bondades del vídeo. Y en eso hay que reconocer que el mérito es 100% de Snapchat.

Pese a los 2 millones de financiación que consiguió levantar Wheel en 2015, nunca pudo estar en las posiciones buenas de las apps stores y los despidos se sucedieron a lo largo del año pasado. Pero seguramente gracias a esta situación, Tinder haya visto el negocio en esta compra: algo relativamente barato que hace lo mismo que una multinacional que está a punto de salir a bolsa. ¿Usuarios? Tampoco importa. Es una compra de tecnología, el volumen de usuarios ya los pone Tinder.

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