Pronto ese problema se convirtió en una bomba de tiempo. Inviqroo tenía escasa reserva y un sistema demasiado burocratizado para asignar los lotes. Unas 1000 personas decidieron entre marzo y abril de 1988 invadir un terreno de 10 has localizado al norte de la ciudad, justo donde ahora se encuentra el fraccionamiento Los Corales y la Región 77, pero el desalojo no se hizo esperar.
En la madrugada del 28 de abril la policía destruyó unas 50 palapas y los “paracaidistas” decidieron protestar ese mismo día en el Palacio Municipal, donde fueron desalojados con violencia. Sin embargo, al día siguiente los 1,000 “paracaidistas” decidieron realizar una protesta que llamara la atención de todo el mundo y bloquearon durante ocho horas el acceso a la zona hotelera.
El entonces director de Seguridad Pública, Juan Manuel Arteaga López, encabezó el despliegue policiaco que la tarde de ese día desalojó a los “paracaidistas”, que estaban armados con hachas, coas y machetes. Habían niños, pero la policía disparó al aire para dispersar a la gente.
Hubieron dos heridos, entre ellos un policía y 22 detenidos. La balacera duró alrededor de 20 minutos y continuó en otras partes de la ciudad, en donde eran perseguidos los manifestantes. Las condenas del sector turístico no se hicieron esperar, por la mala imagen que se ofreció al turismo.
La esperada purga llegó y de qué forma. Un huracán, Gilberto, con vientos de 320 kilómetros por hora arrasó con la ciudad en la madrugada del 14 de septiembre de 1988. Los muebles de los hoteles y hasta cristales rotos y sábanas o cortinas navegaban en la avenida Kukulcán, donde se unieron la laguna Nichupté y el mar.
Hubieron 22 muertos, la mayoría pescadores que recibieron tarde el aviso de huracán y las pérdidas materiales fueron cuantiosos. De las 10,000 habitaciones hoteleras que habían en esa época, sólo el 20% estaba en condiciones de operar y en vista de las deficiencias en los servicios, se decidió suspender durante tres semanas todas las actividades turísticas.
Además, había que resolver la que quizá fue la principal pérdida: la de las grandes extensiones de playa, que se redujeron a casi nada, porque el huracán se llevó la arena y sólo dejó rocas.
Con el paso de los años se recuperaron parcialmente las playas, aunque nunca han vuelto a ser igual que antes de “Gilberto”. Incluso, recientemente algunos hoteles decidieron recuperarlas mediante métodos artificiales.
La información que se dio de Cancún en el extranjero fue negativa totalmente y eso obligó a una serie de estrategias. De manera urgente los hoteleros decidieron organizar en unas cuantas semanas el Travel Trade Show, el Travel Mart como se conoce actualmente y se dieron a la tarea de buscar la sede del certamen “Miss Universo”, que se obtuvo y se verificó en mayo de 1989, con el triunfo de la holandesa Angela Visser, quien regularmente visita el condominio que, por ese triunfo, le regalaron en Puerto Aventuras.
Luego de la reconstrucción, autoridades federales, estatales y municipales, junto con los empresarios, se dieron a la tarea de diseñar esquemas que permitieran informar al mundo que Cancún estaba de pie.
Hasta entonces, los mayores esfuerzos de promoción se realizaban de manera aislada, pues sin ningún tipo de coordinación los hoteleros realizaban esa tarea, pero con el objetivo fundamental de a traer clientes para sus hoteles.
Así, como un ejemplo nacional, surgió el Fondo Mixto de Promoción Turística, que obtenía recursos de tres fuentes: de los gobiernos federales y estatal y de los hoteleros, que realizaban aportaciones en cantidades similares.
Así, en 1989 se creó el primer fondo tripartita de 10 millones de dólares, para promocionar en forma institucional a Cancún, independientemente de que los hoteleros continuaron asignando recursos para publicitar sus negocios en el extranjero y el interior del país.
Actualmente ese fondo es administado por la Oficina de Visitantes y Convenciones, cuyo “arquitecto” y primer director fue el hotelero Gabriel Escalante Torres.
En la actualidad la OVC tiene los derechos reservados de la marca y logotipo “CANCUN” y, se hizo así, para que este centro vacacional tuviera en el mundo una “imagen corporativa”.