El incendio forestal, activo por más de una semana, se ha propagado del noreste de Alberta a la provincia aledaña de Saskatchewan, en el norte de Canadá, sin que hasta ahora las autoridades reconozcan que el fuego esté controlado.
Paralelamente, se han registrado otros incendios forestales, de menor intensidad, en las provincias de Columbia Británica y Manitoba.
La gobernadora de Alberta, Rachel Notley, reportó que dos mil 400 edificios en la comunidad de Fort McMurray han sido afectados o destruidos y 12 más en la comunidad de Anzac.
El gobierno federal informó que ha recibido ofrecimientos de ayuda de países como México, Estados Unidos, Rusia, Austria, Taiwán, Israel y Palestina, pero el primer ministro Justin Trudeau señaló –tras agradecer la ayuda— que por el momento no era necesaria.
En total han sido desplazados más de 90 mil residentes de la zona, quienes fueron reubicados en albergues de Calgary y Edmonton, capital y ciudad importante de Alberta, respectivamente.
Se calcula que las pérdidas aseguradas superarán los nueve mil millones de dólares.
La Cruz Roja de Canadá informó que ha recibido 54 millones de dólares en donativos de los canadienses para ayudar a los evacuados y a las labores de reconstrucción.
La gobernadora Notley informó, luego de recorrer la zona devastada por el incendio, que algunos locatarios podrían regresar en dos semanas a sus hogares, aunque agregó que no se prevé un retorno permanente de los residentes, pues en la zona no hay energía eléctrica, ni agua ni gas.
Las autoridades de salud informaron que entre algunos evacuados se han presentado problemas de gastroenteritis y vómitos, como resultado de las condiciones del aire contaminado.
Los casi 700 bomberos y 15 helicópteros continúan trabajando en Fort McMurray para tratar de controlar el incendio que lleva activo más de una semana.
Rachel Notley señaló que un hospital, los edificios municipales y las escuelas de McMurray no resultaron afectados por el incendio debido a una construcción que les sirvió de “escudo” frente a las potentes llamas.
Las televisoras canadienses muestran imágenes de camionetas calcinadas, calles desiertas e infraestructura carbonizada, así como hileras de carros huyendo del norte de Alberta.
En 2011 se registró un incendio forestal en Slave Lake, también en Alberta, pero de menor dimensión que el registrado esta semana.
La zona afectada por este voraz incendio creció este fin de semana al pasar de un área de mil kilómetros cuadrados el viernes pasado, a mil 560 kilómetros cuadrados el sábado y mil 610 kilómetros cuadrados el domingo.
Las condiciones climáticas en el norte de Alberta no han ayudado a disminuir la fuerza de las llamas. El fin de semana se registró una ligera llovizna y este martes se pronostica soleado, 15 grados centígrados y vientos de sólo tres kilómetros por hora.
Alberta es la sede de las principales empresas petroleras de Canadá. Este martes la gobernadora se reunirá con los ejecutivos petroleros para dimensionar los daños que este incendio causará en la industria.
A medida que avanzó la propagación del fenómeno natural, se fueron cerrando los campos petroleros de la zona.
(Agencias)